La Biblia Capítulo 2 1 Así fueron terminados el cielo y la tierra,, y todos los seres que hay en ellos. La creación del hombre y la mujer |
Meditación:
LA HISTORIA DEL GÉNERO HUMANO Amados, el Cielo y la tierra son para vosotros todos; debéis compartirlo y ayudaros a mantenerlos en condiciones favorables de vida digna para vosotros los hombres, amados de Dios. El domingo es el séptimo día de la semana, donde Dios descansó. Descansa el domingo y eleva a Dios tu corazón, porque Dios todo lo hizo por ti, para que seas feliz en la tierra y en el Cielo. El hombre, amado de Dios, está hecho para trabajar la tierra, para poder mantenerse en ella y abastecerse de ella. Dios todo lo hizo bien. Nos dio un cuerpo y nos dio la capacidad individual de poder sacar de la tierra nuestro alimento para comer y vivir. No temas al trabajo, es la dignidad de nuestra individualidad. El hombre, tú, saliste de las mismas manos de Dios, que te formó de la tierra para ser parte de ella y poder vivir en su elemento físico. Mas luego sopló en tus narices y te dio de Si mismo. A nada más de su creación le dio de Si mismo; por esa alma que te dio, tú, tú eres hijo de Dios, por ser parte de Él. Eres a Su imagen y semejanza; eres para ir a Dios y gozarte eternamente en Dios. Dios hizo del hombre un ser viviente por el hecho de darle cuerpo a lo que ya existía en Dios, porque el hombre salido del aliento de Dios, y el aliento de Dios y Dios han existido siempre: Tú, tú has existido siempre en Dios. Y Dios, del mismo cuerpo, del mismo hombre, saco de él una costilla e hizo la mujer; entonces vemos que del mismo halito de vida que dio al hombre, hizo de su cuerpo hombre y mujer, porque los esposos son los dos un solo cuerpo, porque los hijos del fruto de su amor y por la acción del acto sexual, nace la nueva generación; todos del mismo hálito de vida que dio a Adán, Dios, al soplar en su nariz y entrar en su cuerpo la vida de ser de Dios y para Dios. No tenían vergüenza de su desnudez, porque así se vieron por primera vez, tal cual eran, y podían mirarse porque estaban sin mancha, sin pecado. P. Jesús © copyright |