La Biblia Capítulo 30 1 Al ver que no podía dar hijos a Jacob, Raquel tuvo envidia de su hermana, y dijo a su marido: «Dame hijos, porque si no, me muero». |
Meditación:
Los hijos de Bilhá La envidia ganó a la fe; la envidia de Raquel a su hermana Lía, que en vez de rezar al Señor y pedirle ayuda, fue a su esposo y se quejó de su desgracia, que Dios permitía para que en el corazón de Raquel no tuviera a Jacob como a un Dios, sino que pusiera en él, en su corazón, la esperanza en Jahveh. Raquel, la amada de Jacob, decidió darle a su esclava para que engendrara hijos. Así de importante es la descendencia, tanto, que las mujeres no temían dar hijos, todo y no teniendo la seguridad de que, al dar vida, ellas también vivirán. Ahora están viviendo muchas mujeres la tradición del aborto. Fijaos, que Jacob sólo amaba y quería a Raquel, pero primero Labán, haciendo la suya, le impuso engañosamente como esposa a su hija mayor Lía, y después de desposarse también con su amada Raquel, al no darle ésta hijos, ella decide darle a su esclava Bilhá. Jacob acepta, pero no pidió él tener a Bilhá, la esclava de Raquel, ni pidió tener a Lía, la hermana de Raquel. Él amaba a Raquel y por ella sirvió durante siete años, y luego siete más, al padre de Raquel y Lía, a Labán, que a éste le interesaba el trabajo que le ofrecía y realizaba Jacob para conseguir desposarse con su amor: Raquel. Jacob, hombre bueno y fiel a Dios, se vio teniendo hijos de varias mujeres, y todo por falacias de las personas, que se desesperan de su suerte y quieren hacerse Dios. Así ocurre en muchos, hoy en día, y siempre, que viven imponiendo a los demás, incluso a los buenos, su voluntad, la de su egoísmo y vanidad. Jacob amaba a Dios y a Raquel, todo lo demás fueron circunstancias ocasionadas por la libertad de los demás, como ocurre aún hoy en día, y Dios no desprecia a las Lía, ni a los hijos de esta, ni a los de la esclava. Dios ama siempre a todos. Mirad la historia Sagrada, leed y veréis que Dios comprende al hombre y acepta su libertad, haciendo, con la libertad del hombre, su voluntad. P. Jesús © copyright |