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Poesías - 10. página

El milagro de tu amor

 

El milagro de tu amor

Por tu amor, creaste milagrosamente todo,

por tu amor, hiciste al ser humano.

Por tu amor,  mi alma se enamora de ti.

Por tu amor, tiene motivo mi existir.

 

Por el milagro de tu amor,

entregaste a tu Hijo al suplicio.

Por el milagro de tu amor,

nos diste la eternidad.

 

Por el  milagro de tu amor

 te das en la Comunión.

Por el milagro de tu amor

das tantas oportunidades a la humanidad.

 

Dios todopoderoso

eres el Amor, y la fuente de todo el amor.

De ti mana toda la felicidad,

toda perfección.

 

De ti fluye la bondad, toda bendición.

De ti mana la Vida Eterna,

pero sobre todo, Dios mío,

tu eres manantial de Amor.

 

Soy una diminuta gota,

comparada con el mar de tu Amor,

y al ser tu amor tan grande y maravilloso

eso me hace anhelar la salvación.

 

Tu amor da fuerzas para seguir,

tu amor da ganas de vivir,

tu amor da alegría,

tu amor da paz y compañía.

 

Maravilloso es tu amor,

majestuoso es tu amor.

¡Milagroso es tu amor!

 

Gran anhelo tengo, Dios mío,

de que cada alma,

conozca tu infinito amor,

de poder llevar al mundo

el Milagro de tu Amor.

 

Alba Bellido Durán
© copyright

 

Inmortal

 

Inmortal

Tu corazón dejará de latir,

tu respiración llegará a su fin.

Tu cuerpo, en polvo se va a convertir,

pero tu alma nunca dejará de existir.

 

Morirá tu cuerpo,

cuando Dios lo decida.

Cerrarás los ojos

y pasarás a otra vida.

 

Pero tú, tu alma,

la parte espiritual que hay en ti,

tus sentimientos y emociones,

el hálito de vida que te hace vivir,

no morirá…

 

Ni por unos segundos,

ni por unos instantes,

dejarás de ser.

 

Eternamente vivirás,

para siempre existirás,

pues tu alma es inmortal.

¡Tú eres inmortal!

 

No es ficción,

es una realidad.

Dios tu alma ha creado para siempre,

para amarla infinitamente,

para que seas feliz con Él, eternamente.

 

Cuando sea la hora,

cuando te mueras,

tu alma, de tu cuerpo se separará

hasta el día de la resurrección final.

 

Nunca morirás,

tu cuerpo morirá.

¡Nunca dejarás de existir!

Entonces, nunca dejes de amar.

 

Recuerda, recuerda,

¡Tú eres inmortal!

Eternamente vivirás

¿pero dónde?

Eso tú, ahora lo decidirás.

 

Alba Bellido Durán
© copyright

 

Bendita oración

 

Bendita oración

Poderosa oración,

fuente de milagros.

Consolación para los afligidos,

alegría de tantos.

 

Regalo divino, mariano.

Tesoro preciado

al alcance de nuestras manos.

 

Bendita oración,

maravillosa arma.

Súplica poderosa,

que siempre es escuchada.

 

¡Qué gran regalo!,

el Santo Rosario.

Bellas avemarías,

caricias tuyas son, oh, Virgen María.

 

Rezando esta plegaria,

mi alma se siente abrazada

bajo tu maternal manto, cuidada,

querida, muy amada por ti.

 

En cada letanía

me imagino tu bella sonrisa.

Meditando los bellos misterios,

noto tu compañía.

 

Dios te concedió ser nuestra intercesora.

Él, tus ruegos escucha.

María, agradezco tu ayuda,

reparadora y consoladora.

 

Grandes prodigios han sucedido,

gracias a este rezo, han ocurrido.

Y así seguirá pasando,

pues nunca te vas de nuestro lado.

 

Bendita oración,

que guardo en mi corazón;

ayuda en cada ocasión,

¡fuente de salvación!

 

Derramas tus gracias sobre el que te pide,

tus besos y cuidados.

Abrazas el corazón de los afligidos,

reconfortas las almas de tus hijos.

María, sé que pidiéndote con devoción,

tu ayuda e intercesión,

a través de esta maravillosa oración

Dios concederá, mi petición.

 

Gracias por este regalo,

gracias por esta bendita oración,

¡Gracias por el Santo Rosario!

 

Alba Bellido Durán
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Una Joya en tu interior

 

Una Joya en tu interior

Benditas tus entrañas,

cobijo de Dios, son.

Bendita tu alma

que aguarda al Señor.

 

Precioso milagro, ha hecho Dios,

que ha puesto una Joya en tu interior.

Te la ha dado a ti, María

porque sabía que no le defraudarías.

 

Inmaculada concepción, la tuya,

permite traer al Altísimo, al mundo.

Virgen pura sin pecado,

dónde el poder del Amor ha obrado.

 

Tú, llena de gracia,

fruto de un prodigio divino,

concebirás y darás a luz, a la Luz;

a Dios hecho hombre, a Jesús.

 

¡Preciosa Joya, la de tus entrañas!,

incomparable con las bellezas terrenales.

En tu vientre, nace la Esperanza,

¡en tu interior, late la Salvación!

 

María, albergas a Dios Hijo en tu seno;

te conviertes así, en Madre del Altísimo.

Y en consecuencia,

en Madre de todos nosotros.

 

Alba Bellido Durán
© copyright

 

Obras de tus manos

 

Obras de tus manos

Maravilloso es el mundo,

sigue siempre su rumbo.

Todo cumple su cometido,

sin retraso, sin olvido.

 

Los astros del cielo,

iluminan de noche y de día,

se precipitan las gotas, cuando hay sequía.

La vegetación crece y da alimento,

todas las criaturas reciben su sustento.

 

La Belleza suprema

se puede encontrar en la naturaleza;

en sus trazos se percibe una divinidad creadora.

Cada matiz revela perfección y ciencia.

 

En las pinceladas del artista se ve su reflejo,

y en la creación del mundo se descubre a Dios.

 Sabiduría oculta se halla en todo, que desvela

la sublime inteligencia del Creador del mundo.

 

La ciencia todavía no da alcance

a responder a tanto, aún su avance,

porque, Dios, tu intelecto y magnificencia,

 superan los límites de nuestra inteligencia.

 

Tras cada suceso,

tras cada objeto,

tras cada ser vivo,

 se te halla a Ti, Dios.

 

Cada tallo, cada flor hermosa,

es una muestra de tu cariño y esplendor,

Pero toda tu grandeza se demuestra en extremo,

 en el ser espiritual,

 en el alma inmortal, que todos poseemos.

 

De la nada creaste todo,

el espacio y el tiempo,

la tierra firme,

el mar inmenso.

 

Después de tantos milenios,

el corazón del mundo aún palpita,

la creación entera respira,

sigue la vida…

porque todo lo has bien dispuesto.

 

El Todopoderoso, ¡el mejor artista!,

que formó del polvo al hombre,

nuestra vida y todo lo que nos rodea,

con tanta perfección y esplendor.

 

Dios mío, ¡querido Creador!

excelso talento el tuyo,

que en seis días creaste

 todo el universo.

 

Sin duda, benditas,

nuestras almas,

por ser bellas obras,

de tus manos.

 

Alba Bellido Durán
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