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118 Biblia y meditación

La Biblia
El temor de los hermanos de José
Génesis 50, 1-14

15 Al ver que su padre había muerto, los hermanos de José se dijeron: «¿Y si José nos guarda rencor y nos devuelve todo el mal que le hicimos?».
16 Por eso le enviaron este mensaje: «Antes de morir, tu padre dejó esta orden:
17 «Díganle a José: Perdona el crimen y el pecado de tus hermanos, que te hicieron tanto mal. Por eso, perdona el crimen de los servidores del Dios de tu padre». Al oír estas palabras, José se puso a llorar.

Meditación:

El temor de los hermanos de José

Si tú has llorado alguna vez al perdonar a alguien que te hizo mucho daño, comprenderás a José. No, no eran lágrimas de venganza frustrada, eran lágrimas de amor, por el amor con que él, José, amó a sus hermanos que tan mal le hicieron. 

Y pensar que los hermanos malos de José, junto con Benjamín, que no tuvo nada que ver con ellos y la maldad y el maltrato a José -porque aún no había nacido-, junto con José forman las doce tribus de Israel, el Pueblo de Dios, los elegidos para seguir con la Alianza para llegar a la Tierra Prometida, el Reino de Dios en los Cielos, que se gana con una vida de fe íntegra, como tuvo José. Y perdonar siempre, es lo hay que hacer para llegar al Reino de Dios, perdonar de corazón con lágrimas en los ojos, por este amor que no le dieron a José, amando tanto a sus hermanos, y estos queriendo matarlo y vendiéndolo luego. ¡Cuánto sufrió José!, y perdonó a sus hermanos, a los servidores del Dios de su padre; y tantos piensan, ¿cómo puede llamarse servidor de Dios quien quiso hacer tanto mal e hizo tanto mal a quien hizo tanto bien? Yo les contesto a estos, que la caridad es esto, perdonar porque Dios lo quiere, perdonar para alcanzar el perdón de Dios y la entrada al Cielo. Sólo los santos perdonan de verdad, perdonan por amor a Dios, porque saben que el primer mandamiento es amar a Dios sobre todas las cosas y personas, con toda la fuerza, la inteligencia y la voluntad que cada uno tiene. ¿Tienes voluntad, tú?, perdona por y con caridad, y alcanzarás tu deseo de vivir otro día en el Reino de los Cielos, allí donde están los que han perdonado y han sido perdonados por Dios.

P. Jesús

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