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Pequeña flor

 

Pequeña flor

Tú, alma pequeña e indefensa,

flor apagada, triste, marchita

tras el gélido invierno de la vida.

 

Te ocultas bajo tus pequeñas hojas

buscando refugio de las maldades ajenas.

Intentas encubrir tu perfume,

pasar desapercibida.

 

Tapas tu belleza,

para que no te destruyan.

No intentas llegar alto

sino que te escondes entre  la maleza.

 

Tú, bendita alma,

con corazón bello y noble,

no te ocultes,

deja que los rayos del

sol divino te iluminen. Vive

para él, deja que te guie.

 

Sé que te han atormentado,

y por eso ahora desconfías de todo

y de todos.

Sé que la gente te ha rechazado, pero

Dios nunca lo ha hecho.

 

Por eso tú, tú debes ser luz en la oscuridad,

enfrentarte a la realidad,

mostrar tus virtudes,

reflejar el amor de Dios

 

No te sientas desprotegida ni abandonada,

sé feliz en los brazos del Señor; agárrate a Él

y como flor hermosa que nace en un ocaso,

 serás feliz para siempre.

 

Alba Bellido Durán
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