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También tu alegría

También tu alegría

Solemos acordarnos de ofrecerle a Dios

la cruz,

el dolor…

pero,

¿Por qué a veces olvidamos ofrecerle también la alegría?

No hay que ofrecerle sólo los malos momentos,

dale a Dios también tu alegría.

Cuando estés contento,

cuando tu alma vibre de alegría,

ofréceselo a Dios,

comparte con Él tu Santa alegría.

Pues Dios se alegra de tu felicidad

y desea tu alegría.

Hazle cómplice de tus buenos momentos,

hazle compañero de toda tu vida…

No te acuerdes de Dios sólo en el dolor,

que Dios quiere vivir contigo toda tu vida.

Vive,

alégrate,

santifícate cogido de la mano con Dios.

Agradécele TODO lo que tienes.

Coméntale tus sueños.

Pídele en tus oraciones.

Dile que le amas.

Dale a Dios también tu alegría.

Montserrat Bellido Durán
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