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Envío diario

Envío diario nº 5.449- Sábado 27-5-23

El don de la vida, anticonceptivos, matrimonio y educación – Con el P. Javier Olivera Ravasi QNTLC

El miedo y rechazo que hay hoy en día al don de la vida, demuestra un desconocimiento indebido del mismo. Hoy contamos con el P. Javier Olivera Ravasi que nos habla acerca de la concepción, anticonceptivos, el matrimonio, los llamados métodos naturales, de la educación y muchos otros temas circundantes tan necesarios para vivir y actuar rectamente acorde a la fe y la moral.

El P. Javier Olivera Ravasi es fundador y director del canal QNTLC: Que no te la cuenten, se graduó como abogado en la Facultad de Derecho de la Universidad de Buenos Aires (UBA). En el año 2002 ingresó al seminario, se doctoró en Filosofía por la Pontificia Universidad Lateranense de Roma (2007), un año después recibió la ordenación sacerdotal. Se doctoró en Historia (UnCuyo) y es Profesor Universitario en Ciencias Jurídicas y Sociales. Conferencista y profesor ordinario de Filosofía, Historia y Lenguas Clásicas. Autor de diez libros y artículos en publicaciones nacionales y extranjeras. Miembro de Número del cuerpo académico del Instituto de Investigaciones Históricas Juan Manuel de Rosas.

Puedes seguir al padre Olivera, para estar al día con los videos que publica de formación e información en
Su canal de YouTube: https://www.youtube.com/@QNTLC
Su página web: http://www.quenotelacuenten.org/
Facebook: https://es-la.facebook.com/quenotelacuenten/
Patreon: https://www.patreon.com/pjavieroliveraravasi
Twitter: https://twitter.com/PJavierOR

Libro que se menciona en la charla «¿Cuáles son tus graves razones?» por Lucrecia Rego de Planas
Para leer: https://es.catholic.net/op/articulos/10227/cules-son-tus-graves-razones.html#modal
Audiolibro: https://www.youtube.com/watch?v=h32FulzLj7o&ab_channel=QNTLC
Entrevista a Lucrecia por el padre Ravasi: https://www.youtube.com/watch?v=UwpU6qHk8TY&ab_channel=QNTLC

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Sábado 27 de Mayo de 2.023

Tiempo Pascual

Misal virtual de hoy AQUÍ

Evangelio:

San Juan 21, 20-25

Dios hace lo que quiere

20Se volvió Pedro y vio que seguía detrás el discípulo a quien amaba Jesús, el que en la cena se había recostado en su pecho y le había preguntado: Señor, ¿quién es el que te ha de entregar? 21Viéndole, pues, Pedro, dijo a Jesús: Señor, ¿y éste qué? 22Jesús le dijo: Si yo quisiera que éste permaneciese hasta que yo venga, ¿a ti qué? Tú sígueme. 23Se divulgó entre los hermanos la voz de que aquel discípulo no moriría; mas no dijo Jesús que no moriría, sino: Si yo quisiera que éste permaneciese hasta que venga, ¿a ti qué?

24Este es el discípulo que da testimonio de esto, que lo escribió, y sabemos que su testimonio es verdadero.

25Muchas otras cosas hizo Jesús que, si se escribiesen una por una, creo que este mundo no podría contener los libros.

Sagrada Biblia. Nacar-Colunga (1.944) 

«Palabra del Señor»

«Gloria a ti Señor Jesús»

Meditación:

Dios hace lo que quiere

Ocúpate de ser fiel a Dios, de amarlo sobre todas las cosas, y no estés pendiente de lo que Dios hace en la vida de otros, porque cada uno tiene una misión, un destino humano que cumplir por amor divino.

Confía en que Dios te ama, y que sepas también que, de la misma manera que te ama a ti, ama a otros, y que cada quién tiene su propio destino. ¡Jamás has visto una vida igual a otra!; pueden ser semejantes, pero jamás una persona tiene una vida, unos acontecimientos, iguales, idénticos a otra. Acéptalo y disfruta de tu vida, y, si quieres más bendiciones, ¡pídelas!; ya sabes que Dios, Jesús, le concede todo a su Madre, así que pídeselo a María; que tu fe en ella te dará inmensas alegrías y disfrutarás más del Amor de Dios, porque no es lo mismo tener una madre buena o no tenerla, no es igual; compréndelo hijo amado de Dios Padre.

¡A por tu felicidad!; reza a María, pídele su intercesión. Ella no te defraudará, al contrario, ya sabe lo que te hará feliz a ti.

P. Jesús
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—  Consejo nº 1.562  —

.-El amor de Dios a su Madre, Ella lo reparte con todos sus hijos.

P. Jesús
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Envío diario nº 5.448- Viernes 26-5-23

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Viernes 26 de Mayo de 2.023

Tiempo Pascual

Misal virtual de hoy AQUÍ

Evangelio:

San Juan 21, 15-19

La triple confesión de Pedro

15Cuando hubieron comido, dijo Jesús a Simón Pedro: Simón, hijo de Juan, ¿me amas más que éstos? Él le dijo: Sí, Señor, tú sabes que te amo. Díjole: Apacienta mis corderos. 16Por segunda vez le dijo: Simón, hijo de Juan, ¿me amas? Pedro le respondió: Sí, Señor, tú sabes que te amo. Jesús le dijo: Apacienta mis ovejas. 17Por tercera vez le dijo: Simón, hijo de Juan, ¿me amas? Pedro se entristeció de que por tercera vez le preguntase: ¿Me amas? Y le dijo: Señor, tú lo sabes todo, tú sabes que te amo. Díjole Jesús: Apacienta mis ovejas. 18En verdad, en verdad te digo: Cuando eras joven, tú te ceñías e ibas donde querías; cuando envejezcas, extenderás tus manos, y otro te ceñirá y te llevará a donde no quieras. 19Esto lo dijo indicando con qué muerte había de glorificar a Dios. Después añadió: Sígueme.

Sagrada Biblia. Nacar-Colunga (1.944) 

«Palabra del Señor»

«Gloria a ti Señor Jesús»

Meditación:

La triple confesión de Pedro

¿Cuántas veces has hecho tú como Pedro y has confesado a Jesús?…

Esa vez que no pecaste, lo hiciste; esa vez que obraste bien, no porque tenías ganas de hacerlo o porque lo creíste justo; sino que, siendo algo injusto lo que te hicieron, y que no tenías ganas de perdonar, perdonaste. Tú has confesado a Jesús.

P. Jesús
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CONSEJO DEL DIA del P. Jesús
PARA TU SANTIDAD.
Te interesa si quieres ser feliz.

—  Consejo nº 1.561  —

.-El amor de Dios primero es para su Madre.

P. Jesús
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San Felipe Neri, Sacerdote Fundador

San Felipe nació en Florencia, Italia, en 1515. Su padre se llamaba Francisco Neri. Desde pequeño demostraba tal alegría y tan grande bondad, que la gente lo llamaba «Felipín el bueno». En su juventud dejó fama de amabilidad y alegría entre sus compañeros y amigos.

Habiendo quedado huérfano de madre, lo envió su padre a casa de un tío muy rico, el cual planeaba dejarlo heredero de todos sus bienes. Pero allá Felipe se dio cuenta de que las riquezas le podían impedir el dedicarse a Dios, y un día tuvo lo que él llamó su primera «conversión». Y consistió en que se alejó de la casa del riquísimo tío y se fue para Roma llevando únicamente la ropa que llevaba puesta. En adelante quería confiar solamente en Dios y no en riquezas o familiares pudientes.

Al llegar a Roma se hospedó en casa de un paisano suyo de Florencia, el cual le cedió una piecita debajo de una escalera y se comprometió a ofrecerle una comida al día si él les daba clases a sus hijos. La habitación de Felipe no tenía sino la cama y una sencilla mesa. Su alimentación consistía en una sola comida al día: un pan, un vaso de agua y unas aceitunas. El propietario de la casa, declaraba que desde que Felipe les daba clases a sus hijos, estos se comportaban como ángeles.

Los dos primeros años Felipe se ocupaba casi únicamente en leer, rezar, hacer penitencia y meditar. Por otros tres años estuvo haciendo estudios de filosofía y de teología.

Pero luego por inspiración de Dios se dedicó por completo a enseñar catecismo a las gentes pobres. Roma estaba en un estado de ignorancia religiosa espantable y la corrupción de costumbres era impresionante. Por 40 años Felipe será el mejor catequista de Roma y logrará transformar la ciudad.

Felipe había recibido de Dios el don de la alegría y de amabilidad. Como era tan simpático en su modo de tratar a la gente, fácilmente se hacía amigo de obreros, de empleados, de vendedores y niños de la calle y empezaba a hablarles del alma, de Dios y de la salvación. Una de sus preguntas más frecuentes era esta: «amigo ¿y cuándo vamos a empezar a volvernos mejores?». Si la persona le demostraba buena voluntad, le explicaba los modos más fáciles para llegar a ser más piadosos y para comenzar a portarse como Dios quiere.

A aquellas personas que le demostraban mayores deseos de progresar en santidad, las llevaba de vez en cuando a atender enfermos en hospitales de caridad, que en ese tiempo eran pobrísimos y muy abandonados y necesitados de todo.

Otra de sus prácticas era llevar a las personas que deseaban empezar una vida nueva, a visitar en devota procesión los siete templos principales de Roma y en cada uno dedicarse un buen rato a orar y meditar. Y así con la caridad para los pobres y con la oración lograba transformar a muchísima gente.

Desde la mañana hasta el anochecer estaba enseñando catecismo a los niños, visitando y atendiendo enfermos en los hospitales, y llevando grupos de gentes a las iglesias a rezar y meditar. Pero al anochecer se retiraba a algún sitio solitario a orar y a meditar en lo que Dios ha hecho por nosotros. Muchas veces pasó la noche entera rezando. Le encantaba irse a rezar en las puertas de los templos o en las catacumbas o grandes cuevas subterráneas de Roma donde están enterrados los antiguos mártires.

Lo que más pedía Felipe al cielo era que se le concediera un gran amor hacia Dios. Y la vigilia de la fiesta de Pentecostés, estando aquella noche rezando con gran fe, pidiendo a Dios el poder amarlo con todo su corazón, éste se creció y se le saltaron dos costillas. Felipe entusiasmado y casi muerto de la emoción exclamaba: «¡Basta Señor, basta! ¡Que me vas a matar de tanta alegría!». En adelante nuestro santo experimentaba tan grandes accesos de amor a Dios que todo su cuerpo de estremecía, y en pleno invierno tenía que abrir su camisa y descubrirse el pecho para mitigar un poco el fuego de amor que sentía hacia Nuestro Señor. Cuando lo fueron a enterrar notaron que tenía dos costillas saltadas y que estas se habían arqueado para darle puesto a su corazón que se había ensanchado notablemente.

En 1458 fundó con los más fervorosos de sus seguidores una cofradía o hermandad para socorrer a los pobres y para dedicarse a orar y meditar. Con ellos fundó un gran hospital llamado «De la Santísima Trinidad y los peregrinos», y allá durante el Año del Jubileo en 1757, atendieron a 145,000 peregrinos. Con las gentes que lo seguían fue propagando por toda Roma la costumbre de las «40 horas», que consistía en colocar en el altar principal de cada templo la Santa Hostia, bien visible, y dedicarse durante 40 horas a adorar a Cristo Sacramentado, turnándose las personas devotas en esta adoración.

A los 34 años todavía era un simple seglar. Pero a su confesor le pareció que haría inmenso bien si se ordenaba de sacerdote y como había hecho ya los estudios necesarios, aunque él se sentía totalmente indigno, fue ordenado de sacerdote, en el año 1551.

Y apareció entonces en Felipe otro carisma o regalo generoso de Dios: su gran don de saber confesar muy bien. Ahora pasaba horas y horas en el confesionario y sus penitentes de todas las clases sociales cambiaban como por milagro. Leía en las conciencias los pecados más ocultos y obtenía impresionantes conversiones. Con grupos de personas que se habían confesado con él, se iba a las iglesias en procesión a orar, como penitencia por los pecados y a escuchar predicaciones. Así la conversión era más completa.

San Felipe quería irse de misionero al Asia pero su director espiritual le dijo que debía dedicarse a misionar en Roma. Entonces se reunió con un grupo de sacerdotes y formó una asociación llamada el «Oratorio», porque hacían sonar una campana para llamar a las gentes a que llegaran a orar. El santo les redactó a sus sacerdotes un sencillo reglamento y así nació la comunidad religiosa llamada de Padres Oratorianos o Filipenses. Esta congregación fue aprobada por el Papa en 1575 y ayudada por San Carlos Borromeo.

San Felipe tuvo siempre en don de la alegría. Donde quiera que él llegaba se formaba un ambiente de fiesta y buen humor. Y a veces para ocultar los dones y cualidades sobrenaturales que había recibido del cielo, se hacía el medio payaso y hasta exageraba un poco sus chistes y chanzas. Las gentes se reían de buena gana y aunque a algunos muy seriotes les parecía que él debería ser un poco más serio, el santo lograba así que no lo tuvieran en fama de ser gran santo (aunque sí lo era de verdad).

En su casa de Roma reunía centenares de niños desamparados para educarlos y volverlos buenos cristianos. Estos muchachos hacían un ruido ensordecedor, y algunos educadores los regañaban fuertemente. Pero San Felipe les decía: «Haced todo el ruido que queráis, que a mí lo único que me interesa es que no ofendáis a Nuestro Señor. Lo importante es que no pequéis. Lo demás no me disgusta». Esta frase la repetirá después un gran imitador suyo, San Juan Bosco.

Una vez tuvo un ataque fortísimo de vesícula. El médico vino a hacerle un tratamiento, pero de pronto el santo exclamó: «Por favor háganse a un lado que ha venido Nuestra Señora la Virgen María a curarme». Y quedó sanado inmediatamente. A varios enfermos los curó al imponerles las manos. A muchos les anunció lo que les iba a suceder en el futuro. En la oración le venían los éxtasis y se quedaba sin darse cuenta de lo que sucedía a su alrededor. Muchas personas vieron que su rostro se llenaba de luces y resplandores mientras rezaba o mientras celebraba la Santa Misa. Y a pesar de todo esto se mantenía inmensamente humilde y se consideraba el último de todos y el más indigno pecador.

Los últimos años los dedicó a dar dirección espiritual. El Espíritu Santo le concedió el don de saber aconsejar muy bien, y aunque estaba muy débil de salud y no podía salir de su cuarto, por allí pasaban todos los días numerosas personas. Los Cardenales de Roma, obispos, sacerdotes, monjas, obreros, estudiantes, ricos y pobres, jóvenes y viejos, todos querían pedirle un sabio consejo y volvían a sus casas llenos de paz y de deseos de ser mejores. Decían que toda Roma pasaba por su habitación.

Empezó a sentir tales fervores y tan grandes éxtasis en la Santa Misa, después de la consagración, que el que le acolitaba, se iba después de la elevación y volvía dos horas después y alcanzaba a llegar para el final de la misa.

El 25 de mayo de 1595 su médico lo vio tan extraordinariamente contento que le dijo: «Padre, jamás lo había encontrado tan alegre», y él le respondió: «Me alegré cuando me dijeron: vayamos a la casa del Señor». A la media noche le dio un ataque y levantando la mano para bendecir a sus sacerdotes que lo rodeaban, expiró dulcemente. Tenía 80 años.

Fue declarado santo en el año 1622 y en Roma lo consideraron como a su mejor catequista y director espiritual.

Fuente: ACI Prensa

Comentario sobre la biografía del Santo-a, por el P. Jesús

San Felipe Neri, Sacerdote Fundador

Muchos han creído, y creen muchos, que un santo que es bueno no puede ser alegre; la alegría de los Santos es la del Amor, ser Amados por Dios y amar a Dios y a todos.

Felipe Neri, italiano, bueno y alegre.

Su alegría era tener el amor de Dios en su corazón. No es lo mismo amar nosotros a Dios que sentir el amor de Dios en nosotros. Si quieres sentirlo ve a recibirlo en la confesión porque Dios Espíritu Santo que es Amor, está en el Sacramento de la Confesión. ¡Explota de amor, como se creció el corazón de Felipe Neri al darle Dios más de su amor! Los santos piden y Dios da, porque nada es imposible para Dios.

Gritó así San Felipe Neri: «¡Basta Señor, basta! ¡Que me vas a matar de tanta alegría!».

Morir de alegría, oh hermanos, por sabernos tan amados por Dios. ¿Por qué no?

¡Vamos!

P. Jesús
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Envío diario nº 5.447- Jueves 25-5-23

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Jueves 25 de Mayo de 2.023

Tiempo Pascual

Misal virtual de hoy AQUÍ

Evangelio:

San Juan 17, 20-26

Todos, tú, uno con Dios

(Jesús, levantando sus ojos al cielo, oró diciendo): 20Pero no ruego sólo por éstos, sino por cuantos crean en mí por su palabra, 21para que todos sean uno, como tú, Padre, estás en mí y yo en ti, para que también ellos sean en nosotros, y el mundo crea que tú me has enviado. 22Yo les he dado la gloria que tú me diste, a fin de que sean uno, como nosotros somos uno. 23Yo en ellos y tú en mí, para que sean perfectamente uno, y conozca el mundo que tú me enviaste y amaste a éstos como me amaste a mí. 24Padre, lo que tú me has dado, quiero que donde esté yo estén ellos también conmigo, para que vean mi gloria, que tú me has dado, porque me amaste antes de la creación del mundo.25Padre justo, si el mundo no te ha conocido, yo te conocí, y éstos conocieron que tú me has enviado, 26y yo les di a conocer tu nombre, y se lo haré conocer para que el amor con que tú me has amado esté en ellos y yo en ellos.

Sagrada Biblia. Nacar-Colunga (1.944) 

«Palabra del Señor»

«Gloria a ti Señor Jesús»

Meditación:

Todos, tú, uno con Dios

No vayas a la tuya, ve siempre a la de Dios. Cree y confía, y aunque la vida del cristiano, como toda vida, es dura y complicada, con días mejores que otros, con dolores y alegrías, si eres uno con Dios, tendrás cabida en la otra vida, en la eterna; ¡que la vida continúa después de esta!; Dios Hijo lo demostró resucitando y anunciando el Reino de Dios. Cree en Jesús, cree y únete a Dios, que fundó la Iglesia Católica.

P. Jesús
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CONSEJO DEL DIA del P. Jesús
PARA TU SANTIDAD.
Te interesa si quieres ser feliz.

—  Consejo nº 1.560  —

.-Ama Dios como Dios y siendo hombre.

P. Jesús
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