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Puntos meditados - 19. página

CATECISMO MEDITADO por el P. Jesús

IV. El canon de las Escrituras – 121

 PRIMERA PARTE LA PROFESIÓN DE LA FE
– PRIMERA SECCIÓN «CREO»-«CREEMOS»
– 
CAPITULO SEGUNDO, DIOS AL ENCUENTRO DEL HOMBRE

Artículo 3 LA SAGRADA ESCRITURA

IV. El canon de las Escrituras

El Antiguo Testamento

121 El Antiguo Testamento es una parte de la Sagrada Escritura de la que no se puede prescindir. Sus libros son libros divinamente inspirados y conservan un valor permanente (cf. DV 14), porque la Antigua Alianza no ha sido revocada.

Meditación:

IV. El canon de las Escrituras

El Antiguo Testamento

Conocer para saber, y conocerlo todo, desde el principio hasta el fin, desde el Alfa hasta la Omega que es Cristo, el Mesías, el Hijo de Dios, el Verbo, la Palabra de Dios hecha hombre. Toda la Sagrada Biblia es para la fe en Dios, en Cristo, el Mesías, ¡Jesús!, es para saber, conocer, comprender a Dios, y conociendo a Dios, se conoce al hombre, porque Dios creó al hombre, Dios Ama al hombre, el hombre es Amado por Dios.

P. Jesús

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IV. El canon de las Escrituras – 122

 PRIMERA PARTE LA PROFESIÓN DE LA FE
– PRIMERA SECCIÓN «CREO»-«CREEMOS»
– 
CAPITULO SEGUNDO, DIOS AL ENCUENTRO DEL HOMBRE

Artículo 3 LA SAGRADA ESCRITURA

IV. El canon de las Escrituras

122 En efecto, «el fin principal de la economía antigua era preparar la venida de Cristo, redentor universal». «Aunque contienen elementos imperfectos y pasajeros», los libros del Antiguo Testamento dan testimonio de toda la divina pedagogía del amor salvífico de Dios: «Contienen enseñanzas sublimes sobre Dios y una sabiduría salvadora acerca del hombre, encierran tesoros de oración y esconden el misterio de nuestra salvación» (DV 15).

Meditación:

IV. El canon de las Escrituras

Dios da esperanzas al hombre; la virtud de la esperanza está llena de obras de fe en el Antiguo Testamento. Tú, cuando sufras, cuando veas débil tu fe, cuando creas que Dios está lejos de ti, lee el Antiguo Testamento, siéntete Job, o Raquel, y aprende de sus sufrimientos, para el alimento de tu esperanza de fe.

Dios no te abandona, no te tiene abandonado-a, está a tu lado siempre, en espera de tus buenas obras. ¡No obres nunca mal!, ten paciencia, que la paciencia apoye tu fe, y verás deslumbrar al alba, a la Divina Providencia, que como Luz de Amor, alumbrará tu vida de belleza, la belleza de la verdadera libertad, la de hacer el bien siempre, sin mirar a quien, amando a Dios sobre todas las cosas y personas. Amén.

P. Jesús

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IV. El canon de las Escrituras – 123

 PRIMERA PARTE LA PROFESIÓN DE LA FE
– PRIMERA SECCIÓN «CREO»-«CREEMOS»
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CAPITULO SEGUNDO, DIOS AL ENCUENTRO DEL HOMBRE

Artículo 3 LA SAGRADA ESCRITURA

IV. El canon de las Escrituras

123 Los cristianos veneran el Antiguo Testamento como verdadera Palabra de Dios. La Iglesia ha rechazado siempre vigorosamente la idea de prescindir del Antiguo Testamento so pretexto de que el Nuevo lo habría hecho caduco (marcionismo).

Meditación:

IV. El canon de las Escrituras

Y, ¿Por qué hay que prescindir de toda la Verdad?, sólo los mentirosos pretenden no saber, porque por sus negocios les interesa no tener toda la información para salvarse, porque los 10 mandamientos de la Ley de Dios están expuestos, escritos por el dedo de Dios en las Tablas de la Ley, dadas a Moisés, y si se omitiera de las enseñanzas de la fe, del Cristianismo, el Antiguo Testamento, no habría Ley de Dios que cumplir, y el pecado podría ser abolido en nombre del amor. Pero la Ley de Dios existe, está escrita en el Antiguo Testamento, y la apoyó toda Palabra de Jesús, toda obra de Dios se apoya en esta Ley que nos dio. No se puede ser cristiano y renunciar a saber, a dar a conocer, a tener en cuenta los 10 mandamientos de la Ley de Dios.

Hay unas reglas de vida, de convivencia, de salvación, y estas reglas son el cumplimiento fiel de los 10 mandamientos de la Ley de Dios, de cada uno de ellos. Dios, Jesús, los cumplió, y tú debes imitar a Cristo, porque la salvación viene de Él mismo, de Jesús, el Hijo de Dios, que sabía todo el Antiguo Testamento y lo cumplió.

Cumple tú también como Dios, la Ley de la salvación, de la felicidad terrena y eterna.

P. Jesús

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IV. El canon de las Escrituras – 124

 PRIMERA PARTE LA PROFESIÓN DE LA FE
– PRIMERA SECCIÓN «CREO»-«CREEMOS»
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CAPITULO SEGUNDO, DIOS AL ENCUENTRO DEL HOMBRE

Artículo 3 LA SAGRADA ESCRITURA

IV. El canon de las Escrituras

124 «La palabra de Dios, que es fuerza de Dios para la salvación del que cree, se encuentra y despliega su fuerza de modo privilegiado en el Nuevo Testamento» (DV 17). Estos escritos nos ofrecen la verdad definitiva de la Revelación divina. Su objeto central es Jesucristo, el Hijo de Dios encarnado, sus obras, sus enseñanzas, su pasión y su glorificación, así como los comienzos de su Iglesia bajo la acción del Espíritu Santo (cf. DV 20).

Meditación:

IV. El canon de las Escrituras

Dios no se puede separar en sus Personas, porque es Uno sólo, y Dios, ¡Dios!, murió por ti, para tu salvación; aun siendo en la Persona de Dios Hijo, Dios murió por ti. Tenlo presente, y que este hecho de Amor verdadero de Dios a ti, te llene de la fuerza que da el amor cuando es verdadero, como lo es el amor de Dios por ti, porque Dios es Jesús, el hijo de María, el carpintero Rey.

P. Jesús

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IV. El canon de las Escrituras – 125

 PRIMERA PARTE LA PROFESIÓN DE LA FE
– PRIMERA SECCIÓN «CREO»-«CREEMOS»
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CAPITULO SEGUNDO, DIOS AL ENCUENTRO DEL HOMBRE

Artículo 3 LA SAGRADA ESCRITURA

IV. El canon de las Escrituras

125 Los evangelios son el corazón de todas las Escrituras «por ser el testimonio principal de la vida y doctrina de la Palabra hecha carne, nuestro Salvador» (DV 18).

Meditación:

IV. El canon de las Escrituras

Oyes el latir del Corazón de Dios cuando lees su Palabra en los Evangelios, y sientes el latir de su Corazón cuando, entrando en Comunión con Él, Él contigo hace obras maravillosas con las palabras y obras de caridad que tú das a los demás. ¡Dios vive y vive en ti! ¡Fiel!

P. Jesús

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