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Puedes tener paz en medio de la tormenta, puedes, porque Dios la dio, la dejó, y está en los sacramentos, y tú al recibirlos con las debidas disposiciones, tienes esta paz que Dios dio y da, la paz del cristiano, del que lleva su cruz confiando en que Dios vendrá en su ayuda, y mientras, aguanta todo, sin hacer mal a nadie, sino que hace bien a todos, porque su deseo es imitar a Cristo y hacer el bien y ser bueno.

Dios bendiga a los de corazón puro.

Nada de aceptar y buscar o entretenerse en malos pensamientos, en deseos de venganzas, en pleitos, y buscando ser el primero, sino que hay que servir a todos como hizo Cristo, ¡Dios mismo!