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I. Desde el origen, Dios se da a conocer – 55

 PRIMERA PARTE LA PROFESIÓN DE LA FE
– PRIMERA SECCIÓN «CREO»-«CREEMOS»
– 
CAPITULO SEGUNDO, DIOS AL ENCUENTRO DEL HOMBRE

Artículo 1 LA REVELACIÓN DE DIOS 

II. Las etapas de la revelación

I. Desde el origen, Dios se da a conocer 

55 Esta revelación no fue interrumpida por el pecado de nuestros primeros padres. Dios, en efecto, «después de su caída alentó en ellos la esperanza de la salvación con la promesa de la redención, y tuvo incesante cuidado del género humano, para dar la vida eterna a todos los que buscan la salvación con la perseverancia en las buenas obras» (DV 3). 

Cuando por desobediencia perdió tu amistad, no lo abandonaste al poder de la muerte…Reiteraste, además, tu alianza a los hombres (MR, Plegaria eucarística IV,118).

Meditación:

I. Desde el origen, Dios se da a conocer 

Dios ama al hombre; el hombre es amado por Dios, y el hombre libremente, cuando ama a Dios, es hombre pleno de su esencia primera, de ser la obra de Dios, la del Amor. Porque Dios creó al hombre por amor, en su Amor. Si el hombre comprendiera cuánto lo ama Dios, se encontraría a sí mismo en el Amor de Dios mismo por el hombre, que amando tanto al hombre, se hizo Hombre en el cuerpo de Jesús de Nazaret, Hijo de Dios y de la Virgen María.

La fe es el Amor a las puertas del corazón de la criatura.

Cuando el hombre ama a Dios, reconoce en Dios a su Padre, y comprende que su Reino no es de este mundo. Sabe que su naturaleza eterna es espiritual y vive en la tierra, en su naturaleza espiritual y terrena, con la certeza de su filiación divina. Dios sigue considerando al hombre hijo suyo, aun cuando el hombre pecó y sigue pecando.

Todo aquel que busca su salvación con perseverancia, y ayuda con perseverancia a que otros no pequen por su culpa, dándoles siempre buen ejemplo y toda la ayuda posible para que como él puedan salvarse, este hombre es cuidado por Dios, y dejándose cuidar por su Hacedor, cuida de sí mismo y de los demás hombres que, como a él, tanto ama Dios.

El hombre no es abandonado de Dios. Dios ama al hombre; Dios se hizo Hombre.

P. Jesús

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