Saltar al contenido

Búscale

 

BÚSCALE

En la tenue brisa
del invierno de tu alma,
busca el sol de Dios,
y alarga el brazo,
extiende tu ser,
y pon en tu puño, tu corazón,
a deshelar…
bajo el sol de la misericordia de Dios.

Y quédate así, por un rato…
…rezándole,
pues en el rezo, el Amor que amas se expresa,
Dios te escucha, Dios te espera,
y aún sin tiempo ni espacio,
es el Alfa y la Omega,
se abarca en Él la eternidad,
Quien sostiene toda vida,
y el origen de tu alma.

Guarda entonces, dentro de tu cuerpo,
tu corazón, por amor ya curado,
y sé la sal para este mundo,
que anhela el calor del Amado;
sé la paz y el consuelo
para todo aquel desconsolado.

Y cuantas veces necesites,
vuelve a poner tu corazón,
a curar en la misericordia divina,
a través de los sacramentos,
de la confesión.

Sé reflejo brillante,
una vez comulgante,
porque quien a Dios recibe,
ya no vive solo… ya no lo está más.

 

Patricia Bellido Durán
© copyright