Saltar al contenido

El espacio interior

 

Título: El espacio interior

Autor: Anselm Grün

 

«Debemos conectar con Dios constantemente, y viviendo en su gracia santificante,  aprender a ser felices cada día de nuestra vida».

Victoria Bellido Durán

Sinopsis del libro

«Hay un espacio en mí sobre el cual nadie tiene poder. Es el espacio donde Dios habita en mí. Allí entro en contacto con mi verdadero yo. Allí soy por entero yo mismo. Allí mi yo está protegido. Allí crece mi autoestima y soy cada vez más yo mismo» (Anselm Grün). En ese espacio nos sentimos seguros y podemos escapar de la tiranía de la cotidianeidad y concentrarnos en nosotros mismos. En él llegamos a ser libres. En ese espacio de autenticidad, Dios habita en nosotros. En nuestra vida cotidiana nos sentimos a menudo determinados por las expectativas de los demás, por la presión a la que estamos sometidos y por la incertidumbre. Anselm Grün nos muestra en este libro cómo podemos, en medio de la dispersión de nuestro tiempo, concentrarnos en nuestro espacio interior para llegar a ser nosotros mismos.

Opinión del libro

«El espacio interior» 

En este libro, Ansel Grün nos habla de ese espacio interior que cada uno tiene dentro de sí mismo, un sitio donde los demás no tienen poder ni control sobre él, un lugar donde nadie ajeno a uno mismo, puede entrar, sólo Dios. Es un espacio donde hallar la paz a pesar de todo lo que nos rodea, un lugar donde encontrarnos a nosotros mismos, aprender a amarnos, analizarnos, mejorar y descansar en Dios, sintiendo su misericordia, paz y amor.

Debemos acostumbrarnos a retirarnos a ese espacio interior, a ir a meditar, a reconfortarnos en él, a  unirnos en íntima oración con el Amor, Dios Todopoderoso,  cargando nuestras pilas, recuperando energías. Eso es lo que viene a decirnos el autor, que debemos pasar de todo lo que pueda acaparar nuestra atención y distraernos de nuestra meta, de Dios y nuestra misión, que es ser perfectos por Dios, y centrarnos, no en lo que nos envuelve, en las cosas que suceden y pueden instalarse tozudamente en nuestra mente, sino en lo que realmente importa, en Dios, Uno y Trino, en lo que hacemos y en cómo nos portamos.

Debemos conectar con Dios constantemente, y viviendo en su gracia santificante,  aprender a ser felices cada día de nuestra vida, sin temer a lo que pueda venir, porque las suposiciones e inseguridades de un futuro, aunque sean las del mañana, nos quitan la paz y la alegría de la fe, que es vivir por Dios, amando a los demás como a nosotros mismos, por nuestro amor a su amor.

Victoria Bellido Durán
© copyright