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III. Las características de la fe – 158

 PRIMERA PARTE LA PROFESIÓN DE LA FE
– PRIMERA SECCIÓN «CREO»-«CREEMOS»
– 
CAPITULO TERCERO, LA RESPUESTA DEL HOMBRE A DIOS 

III. Las características de la fe

La fe y la inteligencia

158 «La fe trata de comprender» (San Anselmo de Canterbury, Proslogion, proemium: PL 153, 225A) es inherente a la fe que el creyente desee conocer mejor a aquel en quien ha puesto su fe, y comprender mejor lo que le ha sido revelado; un conocimiento más penetrante suscitará a su vez una fe mayor, cada vez más encendida de amor. La gracia de la fe abre «los ojos del corazón» (Ef 1,18) para una inteligencia viva de los contenidos de la Revelación, es decir, del conjunto del designio de Dios y de los misterios de la fe, de su conexión entre sí y con Cristo, centro del Misterio revelado. Ahora bien, «para que la inteligencia de la Revelación sea más profunda, el mismo Espíritu Santo perfecciona constantemente la fe por medio de sus dones» (DV 5). Así, según el adagio de san Agustín (Sermo 43,7,9: PL 38, 258), «creo para comprender y comprendo para creer mejor».

Meditación:

III. Las características de la fe

La fe y la inteligencia

Cuando uno está enfadado, cuando uno se siente ofendido por alguien, le cuesta ver la verdad de esta persona, y, ¿cuántos están enfadados con Dios?, ¿cuántos se sienten ofendidos por Dios?, porque algunos se creen tan importantes que no piensan que son iguales a los demás, sino que quieren que Dios los trate de una manera especial, y si no, se enfadan con Él, con Dios, o se sienten ofendidos de que Dios permita que sufran como todos. Creen algunos, que si Dios existiera, no les permitiría su sufrimiento, o el sufrimiento de sus seres queridos, o el sufrimiento que realmente existe en este mundo terrenal. Pero yo me pregunto, ¿alguien recuerda el sufrimiento de Dios Padre, cuando buscó a Adán y Eva y estaban escondidos?… Él, Dios, tenía planes para ellos, sólo les pedía obediencia, el no comer de la fruta prohibida.  Dios, ¿pudo sentirse decepcionado de la persona que Él había creado con sus propias manos?; le había avisado, había confiado en él, pero Adán y Eva le decepcionaron, y todo y así, Dios, más adelante en la Historia, entrega a su Hijo Dios, ¡Él mismo!, para que sus planes, este Paraíso perdido que quería dar, fuera dado por la Puerta que es Cristo, ¡Dios mismo!; pero ya hay quien vive en el Reino de Dios, para siempre, ¡los santos!, los que han creído, los que tuvieron fe y la vivieron. Medita todo esto; creo sinceramente que te hará bien, amigo-a.

P. Jesús

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