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IV. ¿Cómo hablar de Dios? – 40

 PRIMERA PARTE LA PROFESIÓN DE LA FE
– PRIMERA SECCIÓN «CREO»-«CREEMOS»
– CAPÍTULO PRIMERO: EL HOMBRE ES «CAPAZ» DE DIOS

IV. ¿Cómo hablar de Dios? 

40 Puesto que nuestro conocimiento de Dios es limitado, nuestro lenguaje sobre Dios lo es también. No podemos nombrar a Dios sino a partir de las criaturas, y según nuestro modo humano limitado de conocer y de pensar.

Meditación:

IV. ¿Cómo hablar de Dios? 

Conocer a Dios; para el hombre es fundamental este conocimiento, y le lleva a él su deseo de comunicación, su deseo de tener comunicación con alguien fuera de él mismo, con otro ser que le acepte como es y le ayude a ser mejor. Todos queremos tener más logros en la vida, por eso buscamos conocer y comunicarnos, para crecer y ser mejores cada día.

Hay una necesidad profunda en el hombre, de ser mejor de lo que fue, porque Dios imprimió en el hombre el deseo de fundirse en Dios, su imagen y semejanza: Dios.

El hombre está limitado por su naturaleza; recordemos al hombre primigenio, recordemos que hemos aprendido del ejemplo de nuestros antepasados, que han ido prosperando en el lenguaje y entendimiento, y vemos que al hombre le es muy difícil, por sí solo, de avanzar en la comunicación ya entre los suyos, pues podemos ver y vemos que para el hombre, la comunicación con Dios, también le es muy difícil porque ¿cómo aprender de Dios?, ¿cómo se comunica Dios? El hombre aprendió a comunicarse al ir comunicándose, y con cada generación del hombre, avanzó el conocimiento de la comunicación entre los hombres. Para comunicarse con  Dios, sabemos que es a través de la oración, y lo sabemos por la revelación que Dios hace al hombre. Con Jesús, Dios, se dió un paso muy importante para la comunicación del hombre con Dios, porque Dios se hizo hombre y habló de Dios, de Sí mismo, al hombre, y por lo tanto, el hombre puede comunicarse con Dios por la oración y los sacramentos recibidos en Gracia de Dios, es decir, en la misma frecuencia que Dios habla, que es en la Gracia, en el lugar donde Dios ha perdonado al hombre por la confesión y lo ha limpiado con Su muerte en la Cruz; y por la aceptación de esta realidad, el hombre, y su fe unida a las obras de la misma, invaden la esencia de Dios y se comunican con Él directamente, por estar Dios con el hombre, por recibir el hombre a Dios por los sacramentos.

Le es difícil al hombre comunicarse con Dios, porque el hombre no es perfecto; busca su perfección, pero no es perfecto. Con la comunicación, el hombre aprende de los demás, y con su comunicación con Dios, el hombre aprende de Dios; y sin comunicación no hay conocimiento.

Unidos a Dios, mediante la oración y los sacramentos, alcanza el hombre su perfección, porque aprende de Dios que es Quien lo creó; y, en su perfección, el hombre conoce a Dios.

La perfección, la santidad del hombre, es hablar con Dios y aprender de Dios, y obrar con Dios.

P. Jesús

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