– PRIMERA PARTE LA PROFESIÓN DE LA FE IV. ¿Cómo hablar de Dios? 43 Al hablar así de Dios, nuestro lenguaje se expresa ciertamente de modo humano, pero capta realmente a Dios mismo, sin poder, no obstante, expresarlo en su infinita simplicidad. Es preciso recordar, en efecto, que «entre el Creador y la criatura no se puede señalar una semejanza tal que la diferencia entre ellos no sea mayor todavía» (Cc. Letrán IV: DS 806), y que «nosotros no podemos captar de Dios lo que él es, sino solamente lo que no es y cómo los otros seres se sitúan con relación a él» (S. Tomás de A., s. gent. 1,30). |
Meditación:
IV. ¿Cómo hablar de Dios? El hombre ve a Dios, comprende a Dios por su sentir, por lo que conoce y es, pero no es tanta la igualdad, aunque el hombre sea a semejanza de Dios, como para que el hombre comprenda cómo es auténticamente Dios. El hombre ve a Dios con lo que conoce de si mismo, del hombre mismo. El hombre, cuanto más se conoce a sí mismo, más puede expresar cómo es Dios, porque Dios es a imagen y semejanza del hombre, pero Dios es Dios, y Jesús, que es Hombre, sigue siendo Dios. El hombre habla de Dios con lo que su razón, de lo que es el hombre, le lleva a conocer a Dios, pero no es suficiente para describir a Dios porque no conoce aun las palabras para expresar lo que no conoce del todo, que es a Dios, y a Dios se le conoce totalmente al traspasar la muerte, porque allí, en lo espiritual, reside Dios; que por vivir el alma en la “cárcel” del cuerpo y en el plano terrenal, no tiene la visión global de Dios, de lo que es Dios, por eso no puede expresarlo, y esa falta de conocimiento es la fe, la fe que nos hace ver lo que no vemos y creer en el lenguaje espiritual de lo que no sabe expresar el hombre porque es hombre carnal. P. Jesús © copyright |