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SIEMPRE TODO ES MEJOR, DE PRIMERA MANO

SIEMPRE TODO ES MEJOR, DE PRIMERA MANO

Recibe a Jesús, en la boca, de manos del sacerdote. ¿Qué necesidad hay de manosearle con tus manos? Recíbele en la boca, como un niño recibe el alimento materno.

Al niño, Jesús le abraza y le bendice. ¡Qué necesaria es la infancia espiritual!

La “elefancia” (vejez) espiritual, para ir al cielo, es fatal. “En verdad os digo, quien no recibe el Reino de Dios como un niño, no entrará en él” (Mar. 10,15).

Imagino la escena de la última cena: “Tomad y comed…” dijo Jesús, mientras repartía su Cuerpo. No dijo “Coged y comed…”

Según el diccionario español clásico, las principales acepciones de “TOMAD” son: “Recibid”, “Aceptad”, etc; y “COGED” se interpreta por “Agarrad”, “Asid”, etc.

Cuando nos hacen un regalo, valoramos mucho los detalles de cariño, como es el que nos lo entreguen personalmente (“toma”), y no que lo dejen sobre un mueble y digan “cógelo”.

No olvidemos que al comulgar, recibimos a Dios, en Jesús, porque “… y el que me recibe a Mí, recibe Al que me envió” (Mat, 10, 40).

¿Cómo tenemos la cara dura de recitar “¡Señor, no soy digno de que entres en mi casa…!”, y a continuación, hacerle entrar de un agarrón?

Y ahora, para los amigos de la innovación, algo de Magisterio y Tradición: Enseña el Concilio de Trento, no abolido, pero sí relegado al olvido, que “En la recepción sacramental de la Eucaristía, SIEMPRE en la Iglesia fue costumbre que los laicos reciban la Comunión de manos de los sacerdotes, y que los sacerdotes celebrantes la reciban por sí mismos; esta costumbre que procede de los apóstoles (ex traditione apostolica), debe ser conservada con todo derecho y razón (jure ac merito)”. Más abajo continúa el Concilio: “… y por consiguiente, si el laico coge de las manos del sacerdote la Hostia para introducirla en su propia boca, SE DA LA COMUNIÓN A SÍ MISMO, cosa que reprueba el Concilio”. (O sea, que ya no es “TOMAD”, sino “COGED”; y aun suponiendo que Jesús diera a entender “COGED”, lo dijo a sus doce apóstoles, no a todo el Pueblo de Dios).

Me encanta hacerme pesado, si es para recordar a los amnésicos, que Jesús es Dios, y que seguirá siéndolo eternamente.

Aclarada la “cuestión” principal, y nuestra razón de ser y de vivir, aún tengo mucho que decir. Los empecinados en desacralizar la Eucaristía —que intentan vanamente destruir la Iglesia de Cristo— al imponer (que no proponer) la comunión en la mano, suprimen el uso de la bandeja, y le sirven en bandeja al diablo, la ocasión para la profanación del Sagrado Cuerpo del Señor.

Los satánicos, que haberlos, “haylos”, y muchos, y tienen mucha más fe que ellos, se frotan las manos y “van a comulgar” (después…, mejor desagraviar); los fragmentos que caen al suelo, son pisoteados, etc. No saben lo que hacen, curas y obispos, claro.

Si el amor bien entendido, empieza por uno mismo, muchos deberían auto-evangelizarse y repasar el primer mandamiento.  

Para los amigos de las tradiciones populares, recojo algunas tradiciones multiseculares y “recomendaciones” conciliares.

“ES DE FE que bajo cada una de las partes de cada especie, se contiene Jesucristo TODO ENTERO” (“Totum Cristum”) (D. 885).

Ya en el siglo II, decía Tertuliano: “Tomamos el Cuerpo del Señor, no de las manos de otros, sino de los que Presiden (sacerdotes)… y sufrimos ansiedad si cae al suelo algo de nuestro cáliz o también de nuestro Pan”. Pocos años después, escribió Orígenes: “Cuando recibís el Cuerpo del Señor, lo guardáis con toda cautela y veneración para que no se caiga ni un poco de Él, ni desaparezca algo del Don Sagrado, pues os creéis reos si se pierde algo por negligencia”. Y San Cirilo (313): “Si alguno te diese limaduras de oro ¿no las guardarías con toda diligencia? ¿No procurarás, pues, con mucha más diligencia que no se te caiga una migaja de lo que es más precioso que el oro y que las piedras preciosas?”

Recuerdo que dijo el Pontífice Pablo VI: “A través de alguna grieta, ha entrado el humo de Satanás en el templo de Dios”. Ha llovido mucho desde entonces, pero el humo no cesa y es cada vez más tóxico.

Para un católico medianamente instruido, no es necesario enumerar ni nombrar las sectas de las que se vale Satanás para producir la humareda eclesial, que con su CO2 forma parte del calentamiento cerebral… Pero tranquilo, que se inicia una primavera para la Iglesia, y el CO2 hace crecer las plantas.

QUÉ TE PARECE: Sólo el que comulga en Gracia de Dios, recibe a Jesús sacramentado, porque Dios huye del pecado y desaparece; si comulgas en pecado mortal, lo haces fatal, porque sólo comes pan y cometes sacrilegio. ¡Muévete con Gracia por la vida!