Saltar al contenido

12 Biblia y meditación.

La circuncisión del hijo de Moisés

Éxodo 4, 24-26

24 Cuando hizo un alto en el camino para pasar la noche, el Señor lo atacó e intentó matarlo.
25 Pero Sipora tomó un cuchillo de piedra, cortó el prepucio de su hijo, y con él tocó los pies de Moisés diciendo: «Tú eres para mí un esposo de sangre».
26 Y el Señor se apartó de él. Ella había dicho: «esposo de sangre», a causa de la circuncisión.

Meditación:

La circuncisión del hijo de Moisés

Estando de camino Moisés, de regreso a Egipto, y junto con él su esposa y sus hijos, Moisés recordaba y meditaba las palabras que Yahvé le había dicho y todo lo que le había pedido. Vimos que Moisés era un hombre débil en la fe, no creyó que Dios pudiera darle el don de la palabra, pero aunque era débil en la fe, y eso no quiere decir que no tuviera fe, sino lo que he dicho, que era débil en la fe, sabía cumplir con su deber, cumplía con su deber, y sabemos que es así porque no decepcionó a su suegro Jetró, sino que recibió la bendición de éste antes de ponerse en camino. Las preocupaciones, todos sus pensamientos que guardaba, todas sus dudas, lo pusieron enfermo de tal modo que se temía por su vida, y el escriba dijo: “Cuando hizo un alto en el camino para pasar la noche, el Señor lo atacó e intentó matarlo.” La gente, antes, en aquellos tiempos, tenía muy claro que la muerte, cuando llega es que Dios le ha dado el permiso, por eso leemos éstas palabras que ya os he escrito en este texto sobre el que Dios le atacó, que podría ser una enfermedad, podría ser que Moisés enfermara y dijeran que Dios lo atacó, y seguidamente dijeron que Dios intentó matarle, porque la enfermedad debía ser una enfermedad mortal. De tal manera estaba preocupada su esposa Sipora, viendo el estado en que estaba su esposo Moisés, que decidió practicar en su hijo varón el pacto que Dios hizo con su pueblo a través de Abraham, la circuncisión, y ella circuncidó a su hijo para que su esposo viviera, por amor, como tenía que ser toda circuncisión que se hacía a los hijos varones.

También este acto de Sipora, libre y voluntario, la unió junto a su esposo al Pueblo de Dios; ella demostraba que si su esposo era Profeta de Dios, que lo era, ella y sus hijos también se rendían a Dios, a su voluntad. Haciendo este acto físico de la circuncisión, dejaba las cosas claras, y se unía el matrimonio, en un matrimonio ante Dios.

 P. Jesús

© copyright