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21 Biblia y meditación

La Biblia
El llamado de Dios a Abrám
Génesis 12, 1-20

Capítulo 12

1 El Señor dijo a Abram: «Deja tu tierra natal y la casa de tu padre, y ve al país que yo te mostraré.
2 Yo haré de ti una gran nación y te bendeciré; engrandeceré tu nombre y serás una bendición.
3 Bendeciré a los que te bendigan y maldeciré al que te maldiga, y por ti se bendecirán todos los pueblos de la tierra».
4 Abram partió, como el Señor se lo había ordenado, y Lot se fue con él. Cuando salió de Jarán, Abram tenía setenta y cinco años.
5 Tomó a su esposa Sarai, a su sobrino Lot, con todos los bienes que habían adquirido y todas las personas que habían reunido en Jarán, y se encaminaron hacia la tierra de Canaán. Al llegar a Canaán,
6 Abram recorrió el país hasta el lugar santo de Siquem, hasta la encina de Moré. En ese tiempo, los cananeos ocupaban el país.
7 Entonces el Señor se apareció a Abram y le dijo: «Yo daré esta tierra a tu descendencia». Allí Abram erigió un altar al Señor, que se la había aparecido.
8 Después se trasladó hasta la región montañosa que está al este de Betel, que quedaba al oeste, y Ai, al este. También allí erigió un altar al Señor e invocó su Nombre.
9 Luego siguió avanzando por etapas hasta el Négueb.
Abrám en Egipto
10 Entonces hubo hambre en aquella región, y Abram bajó a Egipto para establecerse allí por un tiempo, porque el hambre acosaba al país.
11 Cuando estaba por llegar a Egipto, dijo a Sarai, su mujer: «Yo sé que eres una mujer hermosa.
12 Por eso los egipcios, apenas te vean, dirán: «Es su mujer», y me matarán, mientras que a ti te dejarán con vida.
13 Por favor, di que eres mi hermana. Así yo seré bien tratado en atención a ti, y gracias a ti, salvaré mi vida».
14 Cuando Abram llegó a Egipto, los egipcios vieron que su mujer era muy hermosa,
15 y los oficiales de la corte, que también la vieron, la elogiaron ante el Faraón. Entonces fue llevada al palacio del Faraón.
16 En atención a ella, Abram fue tratado deferentemente y llegó a tener ovejas, vacas, asnos, esclavos, sirvientas, asnas y camellos.
17 Pero el Señor infligió grandes males al Faraón y su gente, por causa de Sarai, la esposa de Abram.
18 El Faraón llamó a Abram y le dijo: «¿Qué me has hecho? ¿Por qué no me advertiste que era tu mujer?
19 ¿Por qué dijiste que era tu hermana, dando lugar a que yo la tomara por esposa? Ahí tienes a tu mujer: tómala y vete».

20 Después el Faraón dio órdenes a sus hombres acerca de Abram, y ellos lo hicieron salir junto con su mujer y todos sus bienes.

Meditación:

El llamado de Dios a Abrám

Parece increíble que un hombre elegido por Dios para darle una gran tierra a su descendencia, mintiera y permitiera que su esposa se concubinara con tal de salvar la vida. Aquí Dios hace referencia a salvar el alma hermosa y, para salvarla. vender el cuerpo si es preciso. Sarai representa al alma y Abrám es el cuerpo que, amando al alma, se separa de ella para vivir en la tierra. El hambre hace hacer cosas malas al cuerpo, incluso los santos son tentados, y algunos cayeron en la tentación, y Dios lo aprovecha todo para que podamos comprender que un alma maravillosa enciende deseos a otros de ser poseídos por esa Belleza que es Dios mismo que habita en ella y que, viviendo en ella, es capaz de encender amores incluso en los sin fe, porque cuando un alma es Bella en la expresión de su amor a Dios, todos se enamoran y la desean y dan sus bienes para tenerla.

Engañó Abrám a los egipcios que cayeron seducidos por la belleza de su mujer, y eso ocurre aún hoy en día, que muchos ven la belleza de un alma en un cuerpo torpe y viejo, y por la belleza de esa bondad de alma, es seducido el sin Dios verdadero, y entrega a Abrám parte de su riqueza para poder tener esa bondad de la belleza.

Si una persona es buena, todos la aman y la quieren poseer y desean sentirla, y dan sus riquezas para que la bondad visite su casa y tenga romances con el que sufre tanto por no conocer ni amar a Dios. Eso mismo hacían los que invitaban a Jesús a su casa y le daban comida y bienes con tal de oír su sabiduría, la de proclamar el Amor Universal, la belleza de no pecar, de amarse unos a otros y todos a Dios, a Él.

P. Jesús

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