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29 Biblia y meditación

La Biblia
La corrupción de Sodoma
Génesis 19, 1-11

Capítulo 19

1 Los dos ángeles llegaron a Sodoma al atardecer,, mientras Lot estaba sentado a la puerta de la ciudad. Al verlos, se levantó para saludarlos, e inclinándose hasta el suelo,

2 les dijo: «Les ruego, señores, que vengan a pasar la noche en casa de este servidor. Lávense los pies, y mañana bien temprano podrán seguir viaje». «No, le respondieron ellos, pasaremos la noche en la plaza».

3 Pero él les insistió tanto, que al fin se fueron con él y se hospedaron en su casa. Lot les preparó una comida, hizo cocinar galletas sin levadura, y ellos comieron.

4 Aún no se habían acostado, cuando los hombres de la ciudad, los hombres de Sodoma, se agolparon alrededor de la casa. Estaba la población en pleno, sin excepción alguna, desde el más joven hasta el más viejo.

5 Entonces llamaron a Lot y le dijeron: «¿Dónde están esos hombres que vinieron a tu casa esta noche? Tráelos afuera para que tengamos relaciones con ellos».

6 Lot se presentó ante ellos a la entrada de la casa, y cerrando la puerta detrás de sí,

7 dijo: «Amigos, les suplico que no cometan esa ruindad.

8 Yo tengo dos hijas que todavía son vírgenes. Se las traeré, y ustedes podrán hacer con ellas lo que mejor les parezca. Pero no hagan nada a esos hombres, ya que se han hospedado bajo mi techo».

9 Ellos le respondieron: «Apártate de ahí». Y añadieron: «Este individuo no es más que un inmigrante, y ahora se pone a juzgar. A ti te trataremos peor que a ellos». Luego se abalanzaron violentamente contra Lot, y se acercaron para derribar la puerta.

10 Pero los dos hombres, sacando los brazos, llevaron a Lot adentro y cerraron la puerta.

11 Y a todos los que estaban a la entrada de la casa, pequeños y grandes, los hirieron con una luz enceguecedora, de manera que no pudieron abrirse paso.

Meditación:

La corrupción de Sodoma

Las personas corruptas quieren corromper todo lo sano, todo lo puro; usan por usar, tienen placeres sexuales por usar, por mancillar, por corromper; para que todos sean corruptos. Es la ira del cuerpo que se desparrama en consumir, en poseer, en deshacer, en corromper, en destruir.

La maldad quiere, pide, exige hacer el mal; avasalla al bueno, a lo bueno, al bien, para hacer el mal.

Siempre ha sido y será igual; por eso hay que apartarse del malo, porque su tendencia es hacer el mal; y sin Dios, todo es malo, sólo el que vive en Gracia de Dios, por la influencia de la Gracia de Dios, es bueno y hace el bien sin mirar a quien.

Hablar con los malos, con los corruptos, como hizo Lot, ¿de que le sirvió? Si no hubiera sido por la virtud de los ángeles, lo habrían golpeado, y abusado de sus hijas vírgenes, e incluso de sus huéspedes, de no haber sido por estos Ángeles de Dios.

Dios no abandona al justo; Dios ayuda al justo por, y con sus Ángeles, cuando el justo le es necesario a Dios para que se vea su justicia.

A veces hay justos que mueren en manos de los malos; Dios lo permite porque Él, Dios, tiene una justicia superior, la de Su Reino Eterno. Dios sabe.

En este caso de la historia de la vida humana, del hombre, vemos cómo Dios acude en ayuda de Lot y su familia, porque Dios así lo tiene dispuesto todo, para que la historia sea historia y reflejo de la humanidad misma.

Los hombres de Sodoma, todos eran corruptos dice el Señor, menos Lot y su familia. ¿Cómo puede un bebé, un niño ser corrupto? Y el profeta dice que todos eran corruptos y por eso, todos, incluidos los bebés, desaparecen con la ciudad de Sodoma. ¿Fue injusto Dios en juzgar a los bebés de injustos? Porque Abraham le pidió a Dios que si hubieran tan sólo diez hombres justos en Sodoma no la destruyera, y Dios, aceptó. Entonces, vemos que ni los bebés de esta ciudad eran justos; porque los bebés no están formados, y necesitan de los adultos para ser lo que van a ser. Dios sabe.

Que nadie juzgue a Dios, porque el juicio de Dios caerá sobre este juicio de hombre al juicio de Dios.

Puedo decir y digo, que la vida en la tierra es un trance para el alma, para la persona. El alma se cubre con el cuerpo, que necesita para vivir en la tierra, y luego, pasado el tiempo para cada ser, éste ser muere y se va a la vida espiritual, de donde plenamente goza de su libertad el alma inmortal. Más tarde, el cuerpo se añadirá al alma, y siendo un cuerpo glorioso, no tendrá necesidades terrenas de abastecerse y degradarse por ellas, o enaltecerse con ellas, porque Dios ya habrá juzgado y ya pasó el juicio, y el cuerpo servirá para demostrarse y mostrarse físicamente la plenitud del amor con el cuerpo y el espíritu, que es alma inmortal, virginal en su esencia espiritual.

Sé que muchos aman la vida, y eso es bueno; sé que muchos aman a la persona, y eso es bueno; sé que pocos esperan y viven para una vida eterna en el Cielo, y eso es malo.

Tú, hijo de Dios, espera tu herencia, que es la plenitud del Amor cubriendo tu alma entera. Nunca serás más feliz que en el Cielo. Jamás en la tierra gozarás de más felicidad y alegría, que en el Cielo; allí toda la alegría, toda la felicidad, te será dada con el Amor de Dios.

Benditas las almas santas que, como Lot, se mantuvo sano y santo ante la barbarie de la especie humana degradada, corrupta, satánica, que vive la inmoralidad, la antinaturalidad; y la dictadura es su ley, la de un hombre vicioso, peligroso en su esclavitud y maldad, porque en su ira de ser malo, quiere que todos sean malos como él.

Dios puede y hace que un malo, un malvado, vuelva a su pureza de esencia carnal en las entrañas de la madre que lo cobija nueve largos meses; Dios puede hacer esto y mucho más, y lo hace, pero necesita de la voluntad del hombre, de la persona, que renunciando al mal, acepte el bien para él y para los demás. Tú, por la confesión, puedes volver a nacer si, teniendo el bautismo has pecado; y si no eres bautizado aún, bautízate y verás cómo tu pureza resplandece por tus obras y palabras de fe. Y la Eucaristía te lleva a la perfección, a la santidad, porque sólo el que  se deja Amar y guiar por Dios, obedeciéndolo libremente en todo, sólo éste heredará el Cielo Eterno. Ya Dios dijo que sólo el que come su Carne y bebe su Sangre, sólo éste se salvará. Es palabra de Dios.

P. Jesús

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