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4 Biblia y meditación.

La huida de Moisés a Madián

Éxodo 2, 11-22

11 Siendo ya un hombre, Moisés salió en cierta ocasión a visitar a sus hermanos, y observó los penosos trabajos a que estaban sometidos. También vio que un egipcio maltrataba a un hebreo, a uno de sus hermanos.
12 Entonces dirigió una mirada a su alrededor, y como no divisó a nadie, mató al egipcio y lo escondió en la arena.
13 Al día siguiente regresó y encontró a dos hebreos que se estaban pelando. «¿Por qué golpeas a tu compañero?» Preguntó el agresor.
14 Pero este le respondió: «¿Quién te ha constituido jefe o árbitro nuestro? ¿Acaso piensas matarme como mataste al egipcio?». Moisés sintió temor y pensó: «Por lo visto, el asunto ha trascendido».
15 En efecto, el Faraón se enteró de lo sucedido, y buscó a Moisés para matarlo. Pero este huyó del Faraón, y llegó al país de Madián. Allí se sentó junto a un pozo.
16 El sacerdote de Madián tenía siete hijas. Ellas fueron a sacar agua para llenar los bebederos y dar de beber al rebaño de su padre.
17 De pronto llegaron unos pastores y las echaron. Moisés, poniéndose de pie, salió en defensa de ellas y dio de beber a sus ovejas.
18 Cuando llegaron al lugar donde estaba Reuel, su padre, este les preguntó: ¿Por qué hoy han vuelto tan pronto?».
19 «Un hombre, un egipcio, le explicaron ellas, nos libró de los pastores, nos sacó agua, y hasta dio de beber al rebaño».
20 «¿Dónde está ese hombre?», preguntó él a sus hijas. «¿Por qué lo dejaron allí? Invítenlo a comer».
21 Moisés accedió a quedarse en casa de aquel hombre, y este le dio como esposa a su hija Sipora.
22 Ella tuvo un hijo, y Moisés lo llamó Gersón, porque dijo: «Fui un emigrante en tierra extranjera».

Meditación:

La huida de Moisés a Madián

Moisés tuvo compasión del maltrato que recibían los israelitas; su compasión lo llevó al exilio y allí encontró a Dios, el Dios de misericordia y verdad, el Dios de la compasión que necesitaba de una persona para ayudar a los suyos, y eligió a Moisés, como te ha elegido a ti, ¡cristiano!, ¡católico!, para que ayudes a tus hermanos, a tus semejantes, para que tengas compasión. Ten compasión y demuestra tu fe, vive tu religión católica y dá la libertad a los esclavos del pecado, que no saben lo que hacen, y necesitan de Jesús, Dios, de sus enseñanzas, de los sacramentos de Dios. Tú puedes ser otro Moisés, ¡Dios necesita de ti, de tu compasión!

P. Jesús

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