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Artículos - 9. página

Tú joven de hoy

¿Temer a la muerte?

¿Temer a la muerte?

Vive como si fueras a morir mañana. Aprende como si fueras a vivir siempre.”
Mahatma Gandhi

¿Tiene sentido temer a la muerte?

La muerte es parte de la vida, es más, sigue siendo vida, aunque sólo es la vida del alma. Dejamos el cuerpo aquí en la tierra, y el alma va ante Dios.

Si amamos a Dios sobre todas las cosas y personas, no tendremos miedo a la muerte, sino que cuando nos llegue la hora, nos alegraremos de poder ver cara a cara a Nuestro Gran Amor, ¡qué emoción! ¡Qué alegría! Poder estar ante Dios y abrazarle, decirle “soy yo Padre, aquí me tienes tal cual soy”. Será maravilloso vivir por siempre envuelto de la energía del Amor de Dios. Vale la pena sufrir por su amor aquí en la tierra, sí vale la pena, por un Amor tan Grande y Verdadero.

Si nos acostumbramos a estar siempre ante la presencia de Dios, a actuar pensando sólo en Dios, ya empezaremos a vivir nuestra parcela del Cielo aquí en la tierra, nos acostumbraremos a nuestro trato con Dios, y al morir, en el Cielo, seguirá nuestra relación amorosa, pero allí; Dios podrá darse completamente a nosotros y tenernos dentro de Su Amor. Ya que Él es el Cielo, Todo Él lo envuelve todo, lo abarca. No es como aquí en la tierra, donde cada uno tiene su parcela, allí, todos estaremos en Dios, unidos en su Amor, que es lo que une a los santos, pero a la vez cada uno estaremos dentro de Dios de manera individual, es decir, de manera íntima cada uno disfrutaremos y nos gozaremos en el Amor individual de Dios para con nosotros. ¡Qué bien estaremos con Santa María! ¡Cuánto cariño podremos darle y nos dará Ella!

Según la medida de nuestro Amor por Dios, así seremos felices al morir. Si en esta vida es Dios nuestro primer Amor SOBRE TODO Y TODOS; viviremos aquí de manera paralela a este Amor que da vida, y por ello estaremos vivos en la Verdad, en el  Amor Verdadero: En Dios.

Hablemos con Dios durante todo el día, hablemos con Santa María, mientras andamos, mientras comemos o pensamos, que nos lleven siempre de la mano y nos guíen en este camino de prueba: la vida terrena. No estamos solos, confiemos en Dios y pongámonos en las manos de nuestro ángel de la guarda, este gran amigo que siempre está con nosotros.

Montserrat Bellido Durán
© copyright

 

Abandónate en Dios

Abandónate en Dios

No te conformes de ir de la mano de Dios
cuando puedes abrazarle.

No te conformes en vivir
Cuando puedes y debes  vivir bien.

Si las estrellas y el sol no caen;
es porque Dios está detrás del gran engranaje.

¡Abandónate en Dios!

Y la paz vendrá a ti.

Tú solo no puedes dar de beber a todo el mundo.
Pero Dios puede hacer llover diluvios de amor,
paz y bondad.

Confíale tu vida a Dios,
dale tus latidos,
dale tu cuerpo,
dale tu alma.

Sé todo entero de Dios,
y Dios estará siempre en ti.

Deja que Él lo acapare todo.
Déjale que bese tu alma,
y ya nunca jamás querrás separarte de Él.

Montserrat Bellido Durán
© copyright

 

Sacrificio

Sacrificio

 

¿Qué ha sido del sacrificio?

¿Dónde lo han escondido?

Son pocas las personas que saben sacrificarse hoy en día.

Benditas serán por siempre estas personas que saben entregarse a los demás por cumplir con su deber.

No tengáis miedo al sacrificio, pues es de valientes y de personas enteras.

Las personas que son personas a medias nunca serán felices del todo.

Jesús nos enseña que se llega a la felicidad con el sacrificio.

Es bueno el sacrificio, bueno y sano.

El saber sacrificarse por Dios, ayudando a los demás ayuda a alcanzar la santidad, a ser generoso, saber amar a Dios sobre todas las cosas y personas, y amar al prójimo.

Ven,

¡No te escondas debajo de la mesa!

Ya verás.

Aprovecha las oportunidades que se te presentan a lo largo del día de poder sacrificarte por Dios ayudando a los demás, y ya verás qué contento te irás a dormir, y cuánto te querrán.

Haz la prueba.

Sé sacrificado.

Montserrat Bellido Durán
© copyright