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Poesía

Tú joven de hoy

DEVUÉLVEME AQUEL AMOR

DEVUÉLVEME AQUEL AMOR

Sentada en la playa, 
espero ver llegar el barco con que zarpaste.

Las noches, largas y oscuras,
las paso sentada en la playa, 
con la luz de la esperanza
de que algún día volveré a ver tu rostro.

Las mañanas, largas y claras,
las paso paseando entre las rocas,
mirando hacia el horizonte.

El mar te llevó lejos, muy lejos. 
Y las primaveras y los fríos inviernos
 me han visitado en tu ausencia.

¿Por qué es tan cruel el mar?
¿Por qué te llevó tan lejos?

Mar… a ti te lo pido, 
devuélveme el amor perdido…
devuélveme las risas y llévate las lágrimas
en el olvido de tu fondo azul.

¿Por qué te llevaste esa parte de mí?

Ahora mientras las olas me susurran
 que algún día volverá…

Ahora mientras mis manos se arrugan 
con el frío aire del invierno…

Ahora mientras el mar
no pierde su azul…

Ahora mientras el sol sale por el este…

Ahora mientras estoy sentada en la playa…

Espero ver el barco con que zarpaste.

Montserrat Bellido Durán

© copyright

AL TIEMPO

AL TIEMPO

Gracias…
gracias por haber llegado hasta aquí,
¿Qué haremos mañana?
¿No me lo quieres decir?
¿Habrá otro mañana?
¿Podré ver a mi amanecer?

Amigo mío…
amigo de sonrisas y lágrimas,
amigo de miedos…
de valentías…

Te quiero, te quiero tiempo…
A veces me das miedo,
otras valor.
Siempre has estado conmigo.

Eres especial para mí.
Eres el madero donde puedo apoyar la cabeza.
Eres el viento que me hace volar.
Eres esa aventura que hay que recorrer…

Tiempo…
si tú supieras…
no sé como decírtelo pero…
gracias…
Gracias por cada sonrisa.
Gracias por cada acierto.
Gracias por cada susurro.
Gracias por cada ayuda.
Gracias por aquellas lágrimas.
Gracias por aquel hermano.
Gracias por aquel dolor.
Gracias por aquella música…

Gracias por tantas cosas…

Te quiero amigo tiempo.

Montserrat Bellido Durán

© copyright

LA PEQUEÑA GOLONDRINA

LA PEQUEÑA GOLONDRINA

Cerca de mi ventana solía asomarse y cantar una pequeña golondrina.
Era tan alegre y delicada que me robó el cariño, y cada mañana esperaba volver a verla asomada a mi ventana.

Siempre la tenía allí. Era el motivo por el cuál me levantaba a correr la cortina del sueño al salir el sol, y así…verla y ser feliz con sus cantos y su amable compañía.

Pero una mañana no vino a darme los buenos días…esperé verla llegar, a lo mejor se habría perdido, y esperé verla la mañana siguiente…y así uno y otro amanecer, mas… mis oídos sólo oyeron la tristeza de mi corazón… ¿Qué fue de la pequeña golondrina?

Dejé entonces la ventana abierta durante todo el invierno, con la esperanza de volver escuchar los cantos de mi querida amiga…pero no volvía…¿Habría muerto con el frío?…

Ya hace siete primaveras desde aquella en la que fui feliz por ver a la golondrina…¿Cuándo volverá? Aún duermo con la ventana abierta, para que así; el frágil pajarito entre a anunciarme como el alba se esparce por la vida de mi jardín…

Pequeña golondrina…perdóname si no supe escucharte mejor. Perdóname si no te gustaron las migajas de pan que te ponía cada mañana en mi ventana. Perdóname si hice sin querer algo que te alejara de mí… ¿Soy yo acaso el culpable?  ¿Quién te apartó de mí, querida amiga?

Contigo fui muy feliz…
todavía hoy le rezo a Dios de rodillas, y juntando mis arrugadas manos, mientras cierro mis ojos húmedos por las lágrimas que lloro por tu pérdida; le pido a Dios que si nunca más te podré ver; si por ventura la vida nos ha separado, entonces pueda ser feliz con tu vivo recuerdo en mí. No permita Dios que te olvide nunca querida amiga…

Gracias…

Gracias por aquellos dulces amaneceres, vuela en paz amada amiga…vuela con tus alas. Vuela lejos y acuérdate de este amigo que tanto te quiere…

Adiós amiga mía, si tu pérdida ha sido permitida por Dios…aunque mis mejillas se desgasten con el tiempo. Aunque el tiempo intente volver sordo mi viejo corazón…nunca te olvidaré y siempre te querré…

Te sigo esperando con la ventana abierta y ya nunca más la cerraré.

Porque la esperanza me dice que de nuevo te veré.

Montserrat Bellido Durán

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OJALÁ

OJALÁ

Me gustaría ser el viento 
y como él volar y volar…
hasta lo más alto del firmamento.
Poder tocar las estrellas
y reírme con ellas del pasado lamento.

Ser feliz desde el ocaso
hasta la salida del sol matutino,
dejando en las manos de Dios…
mi extraño y desconocido destino.

Encontrar esa paz que envuelve el alma
y la eleva más allá del mundo de los hombres
donde todo es perfección y…
no existen los errores.

Si pudiera…encarcelaría en una botella
los malos momentos, mis tristezas, mis temores…
y la echaría en lo más profundo del océano
para olvidar todos mis dolores…

Montserrat Bellido Durán

© copyright