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Consulta 16

C. , 42 años , de Argentina. 5/13/2008

Mi cruz es que no sé decir las cosas en formas suaves y que no hieran a los demás. En mí lo acepto. Pero descubro que se transforma en espina para los otros generando un sufrimiento. Yo no soy quién para generarlo. Trabajo como asesor pedagógico de un colegio secundario y me expongo permanentemente por mi función laboral. Esto aleja a la gente a pesar de que aceptan que estoy en lo correcto en lo que digo, pero choca y duela la manera en que lo digo. Lamentablemente no tengo dirección espiritual.

Respuesta de: María Durán de Bellido. 5/14/2008

Amada alma buena y que sin tener director espiritual has llegado a la humildad de ver tus fallos. Pues ahora: A superarlos, amigo mío.

Deja que los demás se equivoquen; no los corrijas con gritos, con voz dura, porque tienen derecho a su libertad y su libertad los lleva a equivocarse. Tú tienes razón pero también fallas, como ellos, fallas, pero en algo distinto: en la forma y manera de decir las cosas.

Antes de hablar de lo que sea pronuncia esta oración: “Jesús ayúdame”. Es corta, rápida y maravillosa. ¡Ya me dirás!

Queda en paz.

Sección: Carácter