Saltar al contenido

Consulta 1

j. , 42 años , de ixtapaluca, mexico. 5/8/2009 

Bendita seas y estés siempre inspirada por el Espíritu Santo para darnos luz quienes acudimos a éste espacio, hace unos mese te presenté mi difícl situación en la que por más de un año no tengo intimidad con mi esposa después de 15 años de matrimonio, por aención a ella quien ha insistido en separanos, tenemos dos hijas y ahora hemos construido una recámara para cada quien y evitar que déje alguno de los dos el hogar, sus argumentos son inválidos para mí sin embargo los he respetado aunque he tratado de reconquistar su amor y cariño me parece que casi ha sido envano, también he orado más que rezado; me parece que ella es víctima del maligno que trata de arrebatármela ya que ayudé a que mi suegra saliera de un trance de posesión malígna, sistida por un Sacerdote Franciscano reconocido por la Iglesia, digo ayudé como el mosquito que va arando sobre la yunta, porque la acompañé a sesiones de excorcismo, hicimos mucha oración, hasta había perido la vista, pero mi esposa no qcree que sea consecuencia de nada, apesar de que trabaja directamente en un Seminario Mayor, les pido oración y me den aliento por favor, ya casi tiro la toalla, pero nunca voy a blasfemar de Dios a quien le ruego renueve mi matrimonio; de ser posible cuando publiques tu orientación indica la fecha en que te envio ésta consulta; mil gracias, estoy en unidad con el movimiento de María Santísima.

Respuesta de: María Durán de Bellido. 5/9/2009 

Alma bondadosa y tan amada por Dios. Tú lo dices; posiblemente la ayuda que tu esposa, con sus oraciones contra el maligno que acecha a su madre, son la causa de estos tiempos de dolor. Pero todo tiempo pasará y vendrán tiempos mejores: La oración lo puede todo: Todo. Sigue orando y sigue confiando, pasará el tiempo y volverá a florecer el amor de tu esposa por ti, porque Dios es bueno. Aprovechad este tiempo malo, para purificaros de todo mal y enseña a tu buena esposa como es el amor verdadero: Paciente, benigno, que lo perdona todo y lo espera todo del otro. Pero todo y así, habla con ella, con paz y ternura, y dile que la quieres y la necesitas. Dile que comprendes la situación y que pides que ella comprenda la tuya. Aunque eso te puede parecer que no es nada: Es mucho. Porque hay diálogo, porque hay una muestra de amor y la idea que entra en ella de que la amas y la deseas: como debe ser en todo matrimonio canónico: Amor vivo y sentido, amor que siente y padece. Dios te compensará todo este tiempo de angustias. Tú, amado hijo de Dios, reza y persevera, y sigue rezando y perseverando, ¿hasta cuando? Hasta que no consigas nuevamente el amor de tu esposa amada.

Habrá felicidad en tu casa. Pero no te amargues la vida y acepta esos tiempos malos, esos tiempos de espera porque Satanás tienta y hace daño y hay dolor y el dolor desaparece con el amor. Ama a tu buena esposa y díselo. No es malo que la ames y ella debe reconocerlo como lógico y humano aunque ella diga que no siente nada, porque lo normal es sentirlo: vivirlo y desearlo.

Todo llegará.

Queda en paz.

 

Sección: Matrimonio