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HAY SORDOS COMO TAPIAS

ABUNDA EL ATEÍSMO DIGITAL

—Pareces más sordo que una tapia, porque no oyes la Palabra de Dios. Entra en una iglesia —católica, por supuesto— y escucharás al Espíritu Santo, porque allí hablan hasta las paredes… y, no digamos, Jesús, que el Santísimo Sacramento tiene en el Sagrario alojamiento, y siempre responde a quien le dice algo. Te dice: “¿Qué quieres?” ¡Díselo, y escucha!

—Los derechos, las obligaciones y las consecuencias bautismales son estrictamente personales, individuales, pero el bautismo tiene repercusiones “generales” para el “soldado” de Cristo.

—Si “funcionamos” por dentro, se notará por fuera (“de la abundancia del corazón habla la boca”).

—Si no amas a Dios y a los demás, difícilmente te salvarás.

—No seas simple, simplemente serás feliz, amando a Dios y al prójimo.

—El ateo redomado, que vive acomodado, cree en Dios, DEMASIADO.

—Si procuras agradar a Dios y a los demás, no te vas a degradar jamás.

—Si te haces niño, Jesús te dará su cariño.

—No hay mayor desprecio y villanía, que no hacer aprecio de María.

—María, por tu Inmaculada Concepción, ayúdame a vencer la tentación.

—Llevemos a María, flores, Ella es el Amor de los Amores.


¿QUÉ TE PARECE?

—Todos somos más o menos delincuentes, por ser pecadores, pero podemos llegar a santos, siendo delincuentes penitentes.

—Quien no respeta a Dios, no respeta el espacio sagrado, ni el mundo creado, ni al vecino de al lado.

—El diablo se quedó de retén a las puertas del Edén.

—La herejía sostenible es pandemia muy temible.

—Amar a Dios trinitario, lo único necesario.

—¡Qué horror, vivir en el error! La verdad es siempre necesaria.

—¡Sacúdete el yugo de Satanás-verdugo, no seas mendrugo!

—Viva la “telefonía fija” de la Oración, en línea directa con Dios; no seas un “móvil” —inestable en tus afectos y propósitos— ni un “portátil” —que se deja llevar— porque vas a fracasar.

—Un corazón de duro granito, puede, al fin, cristalizar en adoquín.

—¿Quieres acabar en el abismo? ¡Pues, tú mismo!

—¡Sacramentos, Gracia por un tubo! La Confesión es pura medicina regenerativa.


Javier Bellido

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