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II. La relación entre la Tradición y la Sagrada Escritura – 83

 PRIMERA PARTE LA PROFESIÓN DE LA FE
– PRIMERA SECCIÓN «CREO»-«CREEMOS»
– 
CAPITULO SEGUNDO, DIOS AL ENCUENTRO DEL HOMBRE

Artículo 2  LA TRANSMISIÓN DE LA REVELACIÓN DIVINA

II. La relación entre la Tradición y la Sagrada Escritura

Tradición apostólica y tradiciones eclesiales

83 La Tradición de que hablamos aquí es la que viene de los apóstoles y transmite lo que estos recibieron de las enseñanzas y del ejemplo de Jesús y lo que aprendieron por el Espíritu Santo. En efecto, la primera generación de cristianos no tenía aún un Nuevo Testamento escrito, y el Nuevo Testamento mismo atestigua el proceso de la Tradición viva.

Es preciso distinguir de ella las «tradiciones» teológicas, disciplinares, litúrgicas o devocionales nacidas en el transcurso del tiempo en las Iglesias locales. Estas constituyen formas particulares en las que la gran Tradición recibe expresiones adaptadas a los diversos lugares y a las diversas épocas. Sólo a la luz de la gran Tradición aquellas pueden ser mantenidas, modificadas o también abandonadas bajo la guía del Magisterio de la Iglesia.

Meditación:

II. La relación entre la Tradición y la Sagrada Escritura 

Tradición apostólica y tradiciones eclesiales

La Esposa manda. Sí, ya sé que es el Esposo quien manda, pero la Esposa manda en cuanto a cómo recibe y recibió el Amor del Esposo, de Cristo, y esto tiene que ver con el tiempo, con el consuelo de Amor recibido de Dios Espíritu Santo.

Cuando en el principio, Dios Espíritu Santo infundió y guió la Sagrada Escritura, luego, después de la muerte de Cristo, tinta y pluma de la verdad inspirada anteriormente a los profetas, poeta y poema de amor en verso y en prosa, para la Esposa, que recibe del Amado, según donde esté, las caricias de su Amor.

La Tradición se propaga por los milagros con que Dios Ama y Amó a los interesados, a los que siendo hijos de la Esposa, están en Casa y hacen hogar: iglesia doméstica.

Se quejan de la Tradición, de las historias de Familia, los que la han abandonado o quieren irse; y en vez de irse, algunos prefieren cambiarla para ser dioses de la Palabra. ¡Y sólo hay un Dios!, Cristo Jesús, el Enamorado que Ama hasta la misma muerte.

P. Jesús

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