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III. El Espíritu Santo, intérprete de la Escritura – 115

 PRIMERA PARTE LA PROFESIÓN DE LA FE
– PRIMERA SECCIÓN «CREO»-«CREEMOS»
– 
CAPITULO SEGUNDO, DIOS AL ENCUENTRO DEL HOMBRE

Artículo 3 LA SAGRADA ESCRITURA

III. El Espíritu Santo, intérprete de la Escritura

115 Según una antigua tradición, se pueden distinguir dos sentidos de la Escritura: el sentido literal y el sentido espiritual; este último se subdivide en sentido alegórico, moral y anagógico. La concordancia profunda de los cuatro sentidos asegura toda su riqueza a la lectura viva de la Escritura en la Iglesia.

Meditación:

III. El Espíritu Santo, intérprete de la Escritura

La Escritura te enseña y, quien la lee, se sabe “tocado” por ella, porque la Palabra es el Verbo, y el Verbo es Dios, y Dios está en la Sagrada Forma de manera velada, como está de manera velada en la Escritura y es la fe de cada uno, la fe viva, la que vive en cada uno, que es “tocado” por la Palabra, que entra por la experiencia personal en el corazón de quien lee, para que leyendo crea y tenga certeza de su fe.

Al igual, el que come a Dios en la Eucaristía, es “tocado” por la fe, la suya propia. Nadie puede darle a uno a Dios si no lo acepta en su corazón, por eso, el pecado es no creer en que Jesús es Dios, y que hay que comerlo para tener vida eterna; si no hay fe, es pecado ir a comulgar, y si hay fe, uno vive según la fe; si no hace obras de fe, entonces no tiene fe, y por lo cual peca si come de la Sagrada Hostia consagrada por la fe, en la fe de la Escritura cumplida en Cristo, el Mesías.

P. Jesús

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