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Estás ahí

 

Estás ahí

 

En cada diminuta partícula

de la Hostia Consagrada;

en cada gota

del vino, en sangre transformada,

Jesús está.

 

Tras aquellas bellas palabras,

está ahí todo un Dios viviente.

El pan ahora es su Cuerpo,

para siempre.

 

Tras la consagración,

mi Señor, haces tu aparición,

en memoria de tu pasión,

para darnos la Salvación.

 

¡Tú estás ahí!

en el sagrario, en el altar,

pues tu presencia omnipotente
a las especies desciende.

 

Ante mis ojos presente,

en la Iglesia, patente.
¡Estás ahí, verdaderamente!

que no lo dude ningún viviente.

Eres magnífico, maravilloso,

tan bondadoso,

que te nos das cada día

en toda Eucaristía.

Haces saltar mi corazón

con sólo pensarlo,

me llenas de emoción,

con sólo recordarlo.

 

Dios, Jesús,

junto a mí.

¡Qué locura!

 

Mi Rey y Señor,

realmente en la Iglesia.

¡Qué hermosura!

 

Estás ahí, ¡ahí estás!

 

Ante Ti se doblen las rodillas,
pues te mereces toda adoración,

amor y devoción.

 

Ante Ti se postren los fieles,

se rindan las naciones,

se ablanden los corazones.

 

¡Tu misericordia es fascinante!

como si no fuese suficiente,

que vinieras cual bebé antiguamente,

ahora vuelves nuevamente

tras la bella fórmula consagrante.

 

Estás ahí en la Hostia, no hay duda.

Estás ahí ¡Qué locura!
Estás ahí, Tú, Dios, estás ahí…
y sin duda yo quiero ir junto a ti.

 

Alba Bellido Durán
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