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102 Biblia y meditación

La Biblia
La vuelta de los hermanos de José a Canaán
Génesis 42, 27-38

27 Cuando acamparon para pasar la noche, uno de los hermanos abrió la bolsa para dar de comer a su asno, y encontró el dinero junto a la abertura de la bolsa.
28 Entonces dijo a sus hermanos: «Me han devuelto el dinero. Está aquí, en mi bolsa». Ellos se quedaron pasmados y, temblando, se preguntaban unos a otros: «¿Por qué Dios nos habrá hecho esto?».
29 Al llegar a Canaán, relataron a su padre Jacob la aventura que habían tenido.
30 «El hombre que gobierna aquel país, le dijeron, nos habló duramente y nos acusó de haber entrado allí como espías.
31 Nosotros le aseguramos que éramos personas honradas y no espías.
32 También le dijimos que éramos doce hermanos, pero que uno ya no vivía, y que nuestro hermano menor estaba en ese momento en Canaán, al lado de nuestro padre.
33 El hombre que gobierna el país nos respondió: «Para demostrarme que ustedes son sinceros, dejen conmigo a uno de sus hermanos, mientras los demás llevan algo para aliviar el hambre de sus familias.
34 Luego tráiganme a su hermano menor, y así sabré que ustedes no son espías sino personas honradas. Entonces les devolveré a su hermano y podrán recorrer libremente el país».
35 Cuando vaciaron las bolsas, cada uno encontró su dinero y, al verlo, ellos y su padre se llenaron de temor.
36 Entonces Jacob les dijo: «Ustedes me van a dejar sin hijos. Primero, perdí a José, después, a Simeón; y ahora quieren quitarme a Benjamín. ¡A mí tenían que pasarme todas estas cosas!».
37 Pero Rubén le respondió: «Podrás matar a mis dos hijos si no te lo traigo de vuelta. Déjalo bajo mi cuidado, y yo te lo devolveré sano y salvo».
38 Jacob insistió: «Mi hijo no irá con ustedes, porque su hermano ya murió y ahora queda él solo. Si le sucede una desgracia durante el viaje que van a realizar, ustedes me harán bajar a la tumba lleno de aflicción».

Meditación:

La vuelta de los hermanos de José a Canaán

Dios, tantas veces observa cómo sus hijos amados son perdidos por los demás hermanos, que para hacer sus asuntos, sobre todo sus asuntos económicos, no les importa dañar a los hermanos, con tal de salirse con la suya; y Dios, como Jacob, sufre por la pérdida de los hijos, o la posible pérdida de uno de ellos, por la negligencia de los hermanos. Y sufre, y se lamenta Jacob, por miedo, porque perdió a José y no quiere perder ahora a Benjamín. Pero la vida continúa, y tiene a un hijo retenido, y hay hambre en la región y entre los suyos, y tiene que obedecer si quiere recibir.

Sufren los padres y sufre Dios Padre, porque aman a sus hijos, sí; Dios te Ama a ti, y no quiere que te pierdas por el egoísmo de tus hermanos, que no han hecho bien las cosas desde hace tantos años, y merecen un castigo, castigo que la vida ya ha propiciado, pero en forma de ayuda del hermano abandonado, José.

P. Jesús
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