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POR QUÉ SERÁ QUE OCURREN TANTAS CATÁSTROFES NATURALES

POR QUÉ SERÁ QUE OCURREN TANTAS CATÁSTROFES NATURALES

Pues por algo que tiene  nombre, por el pecado del hombre. Hay quien elucubra sobre “el misterio del mal”; me parece bien, pero sería mejor, profundizar en el misterio del bien; eso sí que es un misterio, que todo un Dios —Sumo Bien y Amor Infinito— se entregue, en su Hijo, a la muerte, para rescatarnos de la muerte.

El mal no es un misterio, si se ama a Dios en serio. Nuestro Padre Celestial, no quiere nuestro mal, ni nos envía males; nosotros buscamos nuestros males, porque somos bastante “animales”. Dios, en su Bondad, respeta nuestra libertad, tanto, que no impide el mal que libremente hacemos, así como nos pide que libremente le amemos.

La raíz de todo mal, es el pecado original. La Naturaleza enfermó, el día que Adán pecó; también Eva hizo pecado, y agravamos su estado, estado de enfermedad, con múltiples pecados, de la tonta Humanidad. Date ya por enterado, que el culpable es el pecado.

El hombre, cuando peca, ofende a Dios, va contra su naturaleza humana y perjudica también a la Naturaleza, porque el pecado es antinatural. Lo natural del hombre que no esté idiotizado, es amar el bien y hacer lo bueno, porque está “fabricado” a imagen y semejanza de Dios.

El daño a la Naturaleza, el desprecio hacia la Creación, fluyen del desprecio hacia su Creador, y eso, hablando en plata, es metedura de pata, lo que llamamos pecado. Profanar la Creación, propicia su alteración, que acaba siendo ciclón. Los trágicos fenómenos catastróficos, que van en aumento, son fruto amargo del pecado; los fenómenos naturales, se tornan fenomenales, devastadores. Las consecuencias del mal, tienen dimensión global.

Hecho aparte fue el Diluvio universal, castigo divino, al hombre que se había tornado “irracional”, algo así como si el mono viniera del hombre. Dios prometió que no habría más Diluvios universales, pero dejó libre a la Naturaleza, y a nuestra mala cabeza, para posibles diluvios locales, tropicales, excepcionales, semiglobales. Mas, rogando con fervor, a Jesucristo, el Señor, creyendo nos va a escuchar, pueden las aguas calmar.

Dicen que Dios perdona “un montón”, y que el hombre, en alguna ocasión, pero la Naturaleza, como no tiene cabeza, se olvida de dar perdón. La Naturaleza es autoritaria, sin democracia posible, y su venganza es terrible.

Antes, decía la gente: “Esta lluvia es bendición”. Ahora, hay mucha predicción, y muy poca bendición, porque el pecado, aparta las bendiciones y trae inundaciones. Si el hombre no cambia, la Naturaleza seguirá cambiando; se irá calentando, y el viento seguirá soplando.

Ya va siendo hora, de cerrar la caja de Pandora, que se cierra cuando se ora, y de encontrar la solución, con esta santa revolución: celebrar la Eucaristía, predicar más conversión, rezar Rosario a María, y frecuentar confesión.

QUÉ TE PARECE: Si tú, lector, quieres un mundo mejor, haz el bien, sin mirar a quien; sé fiel a Cristo y a su única Iglesia verdadera, que es Santa y no es hortera; e implora, a toda hora, la infinita Misericordia divina: “Oh preciosísima Sangre de mi Dios, misericordia para el mundo entero”. Si cumples este plan, los habitantes del Planeta lo agradecerán.Hay quien parece matraca, de tanto ir repitiendo, que vacar viene de vaca, y pasa los días tumbado, como una vaca en el prado, y en la hierba paciendo.