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POR QUÉ Y PARA QUÉ IR A BELÉN

POR QUÉ Y PARA QUÉ IR A BELÉN

Porque “ir a Belén” se puede asimilar a ir a comulgar.

Porque Dios se lo merece y tú lo necesitas, tu amor crece.

Porque Dios es Bueno y es eterna su misericordia.

Porque es tu Creador, Salvador y Santificador, sí señor.

Porque sufrió y dio su vida por ti, y es de buen nacido, el ser agradecido.

Porque la mano amorosa de Jesús acaricia tu corazón, cada vez que le recibes en la Sagrada Comunión.

Porque es la única “formulación”, esta divina “invención”, para lograr la Bendita Común-unión.

Para Llegar, adorar y comulgar.

Para darle “alegrías” al Señor (“Mis delicias son estar con los hijos de los hombres”).

Para cumplir su voluntad (“Tomad y comed…”).

Para alcanzar la vida eterna (“Quien come mi cuerpo…”).

¡Qué bueno es Dios! (1) Como ahora no podemos ir a estar con Él en su Reino, baja a la tierra para estar con nosotros, y abrazarnos en íntima comunión de amor. Cuando, en el padrenuestro, decimos: “Venga a nosotros tu Reino”, le estamos pidiendo también que venga a nosotros  en la Comunión y reine en nuestro corazón, que no es poco.

Prepara bien el encuentro, con el corazón contento (“Tengo el corazón contento, corazón contento, lleno de alegría…”, dice la canción). Prepara bien la ocasión y acude con devoción, al milagro de fusión, Corazón con corazón.

Cuida tu amor al Amor.  (Aprovecho la ocasión para citar otra canción: “El que tenga un amor, que lo cuide, que lo cuide…”). Estas canciones, cántalas en tu interior, por favor, aumentarán tu fervor y no pagarás derechos de autor.

Prepara el vestido de fiesta grande. El vestido del alma es la gracia santificante, y debe estar limpio por detrás y por delante. Por detrás, significa limpieza de vida pasada, estar en gracia desde la última confesión. Por delante, propósito de enmienda y de no pecar, de ahora en adelante, y de no darle a Dios ningún “desplante”.

¿Recuerdas, en la parábola, el papel mojado que hizo el convidado, sin traje de bodas?

Te largo dos perlas, de cultivo propio: No seas tan desgraciado, de comulgar en pecado. No seas tan animal, de ir en pecado mortal. En pecado grave, la Comunión es sacrilegio (2), y pura ilusión, porque no se recibe a Dios. Él desaparece, y del Pan, te quedas con los “accidentes”; o sea, que has pecado, no has comulgado, y estás accidentado.

Y ¿por qué desaparece Jesús? Porque el Sumo Bien no puede convivir con el Mal, y el pecado mortal forma parte del mal. Por eso, Dios no puede estar en el infierno, ni el diablo en el cielo. Por eso, no recibes a Jesucristo.

¿SOLUCIÓN? > ¡¡¡CONFESIÓN!!!, PREVIA A LA COMUNIÓN (aquí no pongo ninguna canción, aunque se me ocurre alguna).

Al comulgar, nuestra alma, que es “parte” de Dios, se une a Dios en un breve episodio celestial. Pienso que por esto es tan rebueno comulgar, porque dicen que “Lo bueno, si breve, dos veces bueno”.

Resumiendo: Comulgar para amar, orar, adorar, y poderse salvar. Comulgar sin pecar y para no pecar.

QUÉ TE PARECE: Si está cerrado el mesón, ábrele tu corazón y besa en sus mejillas al Dios de las maravillas, que vive y se deleita siempre en las almas sencillas.

NOTA:

(1) Me emociona oír a algunas personas mayores, llamarle “el Buen Dios”. 

 (2) Si no sabes qué es sacrilegio, porque ahora no se enseña en el colegio, es pecado muy grave, por profanación…