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SABER BUSCAR

SABER BUSCAR

Saber buscar, es el secreto para triunfar, en todas las profesiones, en todas las  ocasiones y situaciones.

Todos queremos ser felices porque nuestra alma ansía la eterna felicidad, la “inmersión” en la Suma Felicidad, o el Sumo Bien, Dios, en Unidad trinitaria… pero nos puede pasar, que pasemos sin encontrar, que no podamos ser felices, teniendo la felicidad delante de nuestras narices.

¿No te pasó nunca, buscar las gafas, y resultar que las llevabas puestas; o buscar lejos algo, y tenerlo al lado?

El mercado nos vende agua “estancada”, embotellada; es más inteligente, ir a la fuente y beber agua corriente.

Dios es la Fuente de la Felicidad, “la fuente de agua viva, que salta hasta la vida eterna”.

Buscas a Dios por ahí, por allí, y está contigo, dentro de ti; siempre a tu lado, pero no te has enterado porque vives alelado.

Antes de inventar el buscapersonas, el teléfono u otra invención, fue inventada la oración, que es hablar con Dios, en conversación.

Así como una fuente hay que buscarla, sanearla y canalizarla, la oración hay que prepararla con la confesión penitente, para cambiar el agua putrefacta, en agua limpia y corriente, sin cloro, claro.

Debes ponerte “gafas de cerca” y “audífono” para entrar y frecuentar la onda de la Gracia, de la empatía divina.

Es más fácil, barato y fructífero, hablar con Dios, que por teléfono o por otros robatiempos internáuticos.

Se predica mucho el buscar a Dios en el hermano, bien, pero búscale primero en ti, que le tienes más a mano.