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Sólo Él la rescató

 

SÓLO ÉL LA RESCATÓ

Del tallo de la vida,
desprendióse una flor,
y la luz y la fe
que en ella hervía
se tornó en temblor.
Pobre flor desprendida,
pobre flor malherida…

Pugnó luego por salir
de sus fibras el oxígeno.
Mas el corazón suyo
del abismo, el seno alcanzó,
¡cuán oscuro y solitario estaba!
Retrocedió entonces
la tierra fértil que
la acurrucaba,
el viento de plata y bronce…
y el perfume que la abrazaba.

Sola está la flor,
sola se quedó.
Y reza a Dios por la noche,
para que en ella
de su amor no carezca.
Antes bien, cual eco…
se extienda y crezca,
…se extienda y crezca.

Sollozaba…
El murmullo del gélido viento
quebró su llanto.
Alzó la barbilla,
posó la mirada en el infinito…,
y de la retina de sus pupilas
vertiéronse lágrimas
que caían, caían
sin darse cuenta la flor,
estremecidas en inocencia,
al divisar a lo lejos
la venida del Redentor…

La besó en la frente,
la besó en la mirada.
Tomándola en su regazo,
permanecía callada…
Admirada y compungida,
destellaba en su sonrisa
el esplendor de su alma,
que danzaba
al batir de alas
de su corazón,
que aleteaba,
cánticos de alegría,
de alegría y gracias
a Jesús Nuestro Señor.

Porque sólo Él la rescató.

 

Patricia Bellido Durán
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