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SOMOS HOMBRES DE POCA FE

SOMOS HOMBRES DE POCA FE

Lo tenemos que aceptar, y procurar enmendar, porque no movemos montañas ni trasplantamos moreras en el mar…, y —quién más, quién menos— pasa del grano de “mostasa” o se lo toma un poco a guasa.

*Ahora, dejando la guasa aparte, paso a “informarte”:

La fe no es algo virtual, aunque es virtud teologal, y es algo real, tan real como la Realeza de Jesús, Dios, Rey y Señor de cielos y tierra.

La fe no es un concepto volátil (ni pájaro de altos vuelos), es la única “herramienta” para vivir feliz en la tierra y eternamente en el Cielo, donde no será necesaria. Allí habrá evidencia; aquí, fe y santa paciencia.

La fe es para el alma, como el agua para el jardín.

La fe es un pozo de libertad y de santidad.

Aunque se diga: tener una “fe ciega”, ella nos permite ver lo espiritual, que es tanto o más real que lo material.

Vivir de fe es actuar sobre el principio de la realidad.

La fe es el don más excelso y la virtud más fundamental, no en vano, es la primera virtud teologal.

Pide más fe, cuida tu fe; si pierdes la fe, estás perdido. Pide a Dios que te aumente la fe, cada vez que pidas un café.

Aumenta tu fe y aumentará tu nivel de VIDA.

Pedir más fe es sabiduría y sensatez, no esperes a hacerlo en la vejez.

El alma reseca del falto de fe, es como un árido desierto, frente al frondoso vergel que riega la fe viva del creyente fiel.

No puedes ni imaginar lo que Dios te puede dar, y puede que te lo dé, si se lo pides con fe.

Si tienes fe, pedirás, y, por Jesús, lo obtendrás, porque Dios lo puede todo, desde salvarte la vida, hasta sacarte del lodo.

La fe te ayuda a vivir en Gracia y en la onda de Dios.

Personas de fe, cambian la vida y cambian la Historia.

En este valle de lágrimas, la fe nos inunda de buenas experiencias.

Con fe, todo son gracias; sin fe, sólo desgracias.

Mal vas, si no tienes fe en Dios, y mal acabarás, si crees en los ilusionismos de Satanás.

Todos tenemos talentos propios, pero si tenemos el talento de una fe firme y pura, obtendremos otros talentos por añadidura.

Practica una fe inteligente, siendo un católico consecuente.

Ante los dogmas de fe, no cabe el “yo protesto”. No seas protestatario o protestante, que es lo mismo, según el diccionario. La mentira surge fácil cuando no hay argumentos.

Donde no hay fe, no hay amor, y donde no hay amor, hay miedo. Esos católicos tibios y mediocres, son unos “miediocres”.

Ten una fe católica, integral, la fe de la Iglesia universal.

La Iglesia, ejerciendo su maternidad espiritual, custodia el “depósito de la fe”, un depósito viviente, para la vida espiritual y la salvación del creyente.

La fe hay que pedirla, para adquirirla, para vivirla.

Dios, como Padre bueno que es, no abandona a ninguno de sus hijos, pero a veces, “castiga” para que no perdamos la fe y para que se nos aumente, porque Dios prueba los corazones y quiere que obremos por fe, no por tradición o por ser del montón, ni por temor o por ser lo mejor.

Podemos ser intachables en el cumplimiento de las normas y de la ley de Dios y, aún así, tener falta de fe.

¿Cuido mi fe? Buena pregunta para el examen de conciencia y para la confesión.

No expongas tu fe. Ciertamente hay que compartirla, pero no repartirla, rebajarla, trocearla o profanarla, en aras a un mal entendido (y muy extendido) ecumenismo.

Un católico sin fe, es el prototipo de la estupidez sostenible.

La fragancia de tu fe (ese buen olor de Cristo) y tu sello bautismal, te apartan de todo mal.

¿Tienes fe en Dios, o eres un aséptico filoagnóstico “de pronóstico”?

Todos tenemos “derecho” a errar y, si me apuras, a llevar herraduras, pero, incluso los corruptos y caraduras, tenemos obligación de rectificar. ¡Vete a confesar!

Recuerda que la fe, sin obras de la misma, es una fe muerta.

Tu fe, sólo Dios la conoce, pero los demás la perciben por tus actos u obras.

La fe es el tesoro escondido. Tenla a buen recaudo. Haz inventario de tus riquezas, inventariando —no inventando— tus obras de fe.

“Por tus obras te conocerán”, y los acercarás a Dios o se alejarán.

¿Buscas la vida fácil, de fin de semana, descansando la mar de tranquilo, como los berberechos? ¡Recuerda que sólo te salvarás, por la vía de los hechos!

Nunca es tarde si la dicha es buena. Si no has tenido ni pedido fe hasta la fecha, haz un acto de fe en Dios y deja toda fechoría, con la intercesión de Jesús y de María.

¡Caridad, sí, pero por fe! Agradece el don de la fe, y cultívala para que fructifique en obras de caridad.

La Santa Eucaristía es el sacramento de la fe y del Amor.

Por la fe a la caridad, a la fidelidad y a la Felicidad.

La firmeza en la fe nos lleva a la felicidad eterna en el Cielo.

Nada mejor que la fidelidad al Amor.

Nunca te dejes embaucar por los herejes.

Un consejo y un ruego, reza y medita el Credo, símbolo y resumen de nuestra fe.

La fe nos da valentía, imitemos la fe de María.

El Santo Evangelio puede llamarse con propiedad: el “Evangelio de la Fe”; esta virtud teologal es ensalzada por Jesús, de manera especial.

Como no es esfuerzo extraordinario, consultar el diccionario, busco la definición, y más de una acepción, de la palabra “FIDES”: Fe en Dios, confianza, autenticidad, veracidad, sinceridad, certeza, seguridad, lealtad, etc.

“Brille así vuestra luz delante de los hombres, para que viendo vuestras buenas obras, glorifiquen a vuestro Padre que está en los Cielos”.

*NUESTRA FE BRILLA, SI:

  • Ponemos a Dios en primer lugar —donde debe de estar—, todo lo demás son “frituras”, composturas y añadiduras.

  • Evitamos escandalizar.

  • Bautizamos, cuanto antes, a nuestros hijos.

  • Nos arrodillamos en Misa durante la Consagración.

  • Si no pasamos por delante del Sagrario, como quien pasa por delante de un armario.

  • Procuramos dar buen ejemplo.

  • Aceptamos con alegría, los hijos que Dios envía.

  • Si frecuentamos la Confesión.

  • Si somos caritativos y misericordiosos.

  • Si tratamos a María Santísima como a Madre de Dios.

  • Si somos fieles al ministerio sacerdotal.

  • Si somos fieles al sacramento matrimonial.

  • Si comulgamos con devoción. Si comulgas con indiferencia, tu fe brilla por su ausencia.

*TENER FE, ES:

  • Creer que Jesús es Dios.

  • Creer que Dios está en la Eucaristía.

  • Cumplir, y ayudar a cumplir, TODOS los Mandamientos.

  • Frecuentar los sacramentos.

  • Comulgar en gracia de Dios.

  • Amar a la Iglesia y al Papa.

Estás muy obnubilado, si no te arrodillas ante Jesús (Dios) sacramentado.

El termómetro de tu fe, es el trato que das a Dios en la Eucaristía, válido también para sacerdotes; el recogimiento y la devoción, son como la “prueba del algodón”.

Muestra con obras tu fe. ¡Más fe, para mayor gloria de Dios!

¡Gloria a Dios Padre, Gloria a Dios Hijo, Gloria a Dios Espíritu Santo!

Reza, a diario, el Santo Rosario, pidiendo más fe a Dios, a través de María.

QUÉ TE PARECE:

La fe es como un fuego (y también empieza con f), ese fuego que Jesús vino a traer a la tierra. Hemos de ser incendiarios, no pirómanos, no pirófugos ni “pirados”. No te pires de Casa (de la Iglesia), no abandones la fe.

Tampoco seamos cortafuegos, ni contrafuegos, dejando apagar los chispazos del fuego divino del Espíritu Santo.

Si enciendes tu corazón, con tu ejemplo y oración, caldearás el ambiente y no dejarás a nadie indiferente, y el amor de Dios prenderá en otros corazones, sin dar sermones.