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35 Biblia y meditación

La Biblia
La alianza de Abraham con Abimélec
Génesis 21, 22-34

Capítulo 21

22 Por aquel tiempo, Abimélec, que iba acompañado de Picol, el jefe de su ejército, dijo a Abraham: «Dios está contigo en todo lo que haces.

23 Júrame por Dios aquí mismo, que nunca te vas a comportar falsamente conmigo o con mi estirpe o mi posteridad, y que nos vas a dar, a mí y al país donde resides, las mismas pruebas de lealtad que yo te he dado».

24 Abraham respondió: «Lo juro».

25 Pero Abraham presentó una queja a Abimélec, a causa de un pozo que los servidores de Abimélec habían tomado por la fuerza.

26 Este replicó: «No tengo idea de quién pudo haber hecho esto. Tú no me lo hiciste saber, y hasta ahora yo no me había enterado de nada».

27 Entonces Abraham regaló a Abimélec unas ovejas y unas vacas, y los dos hicieron una alianza.

28 Y como Abraham puso aparte siete corderas del rebaño,

29 Abimélec le preguntó: «¿Qué significan esas siete corderas que pusiste aparte?».

30 «Significan –respondió Abraham– que tú me vas a aceptar estas siete corderas como una prueba de que el pozo lo he cavado yo».

31 Y a aquel lugar se lo llamó Berseba, que significa «pozo del juramento», porque allí los dos prestaron un juramento.

32 Después de concluida la alianza, Abimélec partió junto con Picol, el jefe de su ejército, y regresó al país de los filisteos.

33 Abraham, por su parte, plantó un tamarisco en Berseba e invocó el nombre del Señor Dios, el Eterno.

34 El permaneció largo tiempo en el país de los filisteos.

Meditación:

La alianza de Abraham con Abimélec

Los hombres justos hacen alianzas y hablan de las cosas, y llegan a un acuerdo.

Dios, por revelación, habla de las cosas, hace una alianza con su pueblo y más que una alianza; una promesa de Amor eterno, de que Él es su Dios, y su pueblo lo honra y lo obedece, mientras se espera la venida del Mesías.

Tú haces alianza contigo mismo, para que tu cuerpo y tu alma se unan en el sí perpetuo de la obediencia; y en la obediencia, ambos, cuerpo y alma, hagan pactos y juramentos de unión para dar gloria a Dios, para el fiel cumplimiento del deber que, como personas, Dios quiere, espera de cada hombre según su estado y su vocación y voto. Cuando uno hace voto de amor a Dios, debe cumplirlo, y esto es el primer mandamiento de la Ley de Dios, el voto que todo hombre, toda alma, libremente hace a Dios y que debe cumplir, pase lo que pase y pese a quien pese. Primero Dios.

P. Jesús

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