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54 Biblia y meditación

La Biblia
Jacob en casa de Labán
Génesis 29, 1-14

Capítulo 29

1 Jacob reanudó la marcha y se fue al país de los Orientales.
2 Allí vio un pozo en medio del campo, junto al cual estaban tendidos tres rebaños de ovejas, porque en ese pozo daban de beber al ganado. La piedra que cubría la boca del pozo era muy grande.
3 Solamente cuando estaban reunidos todos los pastores, podían correrla para dar de beber a los animales. Luego la volvían a poner en su lugar, sobre la boca del pozo.
4 Jacob dijo a los pastores: «Hermanos, ¿de dónde son ustedes?». «Somos de Jarán», respondieron.
5 El añadió: «¿Conocen a Labán, hijo de Najor?». «Sí», dijeron ellos.
6 El volvió a preguntarles: «¿Se encuentra bien?». «Muy bien», le respondieron. «Precisamente, ahí viene su hija Raquel con el rebaño».
7 Entonces él les dijo: «Aún es pleno día; todavía no es hora de entrar los animales. ¿Por qué no les dan de beber y los llevan a pastar?».
8 «No podemos hacerlo, dijeron ellos, hasta que no se reúnan todos los pastores y hagan rodar la piedra que está sobre la boca del pozo. Sólo entonces podremos dar de beber a los animales».
9 Todavía estaba hablando con ellos, cuando llegó Raquel, que era pastora, con el rebaño de su padre.
10 Apenas Jacob vio a Raquel, la hija de su tío Labán, que traía el rebaño, se adelantó, hizo rodar la piedra que cubría la boca del pozo, y dio de beber a las ovejas de su tío.
11 Después besó a Raquel y lloró de emoción.
12 Entonces le contó que él era pariente de Labán –por ser hijo de Rebeca– y ella fue corriendo a comunicar la noticia a su padre.
13 Labán, por su parte, al oír que se trataba de Jacob, el hijo de su hermana, corrió a saludarlo; lo abrazó, lo besó y lo llevó a su casa. Y cuando Jacob le contó todo lo que había sucedido,
14 Labán le dijo: «Realmente, tú eres de mi misma sangre».

Meditación:

Jacob en casa de Labán

Dios señala y marca como suyos a los de la misma fe, la fe viva, que nos lleva a la vida eterna.
No tengáis miedo a vuestro futuro, a vuestra vocación, y si es casarte, busca a alguien que te comprenda y comparta tu fe, que aunque puedes casarte con quien quieras, recuerda como hacían sufrir a sus suegros las nueras que no tenían fe. Todo sufrimiento que puedas evitar y evitarte, es lícito y santo hacerlo así. Los sabios viven con temor de Dios por amor, ese amor que no quiere otra cosa que agradar al Amado.

Dios está en todas las obras buenas que emprendas, porque tiene interés en que no pierdas tu fe, al contrarío, quiere que hagas obras de esta fe y te alegres con una vida de paz, la paz que da vivir la fe.
Aprende de la Sagrada Biblia, y verás como hay una Raquel para ti.

P. Jesús

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