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Activa tu alma con la verdadera humildad

    ACTIVA TU ALMA CON LA VERDADERA HUMILDAD

     La verdadera humildad, es la verdadera verdad.

     Cuántas veces, justificándote, no verás tus obras y pensamientos a la luz de la Verdad, esto es, a la luz de la Humildad, sino que, embebido de orgullo no reconocido, no te considerarás ni perfecto ni pecador reo del infierno…

     ¿Pecador reo del infierno? Sí, las palabras de Jesús fueron: «Todo el que se irrita contra su hermano será reo de juicio, el que le dijere <<raca>> será reo ante el sanedrín, y el que le dijere <<loco>> será reo de la gehenna de fuego»1 y también dijo Jesús, Dios: «Todo el que mira a una mujer deseándola, ya adulteró con ella en su corazón»2.

     Vemos pues que no se trata de: «Yo no mato, no robo, soy bueno».    

     Se trata de ir más allá que cumplir además las «normas y leyes». Dijo Jesús: «No penséis que he venido a abrogar la Ley o los Profetas; no he venido a abrogarla, sino a consumarla»3. Se trata de tener a Dios en el corazón, de amar de verdad.

     Dios es amor, por tanto, quien no ama ¿tiene a Dios en el corazón?; lo que tiene es el alma dormida, manchada o muerta.

     Que tu alma tenga vida, por vivir su participación en la naturaleza de Dios, que se nos da en el Bautismo, cuando por su Espíritu Santo, nos hacemos Hijos de Dios, y por esta filiación, partícipes de su naturaleza divina; y entonces aumenta la ‘imagen y semejanza’ de tu alma con Dios, tu Padre, tu Creador, por haberte bautizado.

     Se trata de vivir en Dios, de que lata el corazón de nuestra alma, que es esencia divina, parte de su Creador. 

    Se trata de no vivir sólo con el cuerpo, sino desarrollando el alma, que vive de amor a Dios, por conocerle; y que se renueva, recibiendo la absolución de los pecados en la confesión.

     ¡Despierta, alimenta tu alma!

     ¡Activa tu alma, siendo verdaderamente humilde!    

     A Dios le enternece el corazón humilde que le reconoce sus pecados y debilidades, pidiéndole ayuda, porque, ¿qué podríamos conseguir sin la ayuda de Dios? ¡Ni siquiera la santidad, la salvación de nuestras almas!

     Llénate de alegría cumpliendo la ley de Dios, los mandamientos, teniendo a Dios en el corazón, amándole con toda la potencia del alma, y amando a los demás como a nosotros mismos, tal como Dios Hijo, Jesús, nos mandó hacer porque nos quiere felices y santos.

     Tú eres mucho más que tu cuerpo, y si del cuerpo desconoces muchas de sus maravillas, ¡imagínate cuántas potencias y cualidades de tu alma no sabes!

     La Iglesia nos dice tres potencias del alma: memoria, entendimiento y voluntad. Y nos recuerda que: «Dotada de un alma “espiritual e inmortal” (GS 14), la persona humana es la “única criatura en la tierra a la que Dios ha amado por sí misma”(GS 24, 3). Desde su concepción está destinada a la bienaventuranza eterna” 4.

     Activa tu alma, acepta el reto. Tú decides.  

 

Patricia Bellido Durán

© copyright

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1 Cf. Mt 5, 22 (Sagrada Biblia)

2 Cf. Mt 5, 28 (Sagrada Biblia)

3 Cf. Mt 5, 17 (Sagrada Biblia)

4 Cf. Catecismo de la Iglesia Católica nº 1703