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Amar

Amar

No pongas reparo en amar, aunque tu amor no sea correspondido, ten en cuenta que los demás, como tú; son libres y cada cual actúa según su condición de libertad influenciada por distintos factores de su vida. Si tú sabes amar, alégrate de saber amar, acepta con paciencia que otras personas no sepan amar y reza por ellas; sólo Dios puede ayudarles a través de tu oración.

Nunca te arrepentirás de haber amado, sí en cambio, te arrepentirás de haber odiado. El amor es sano y reparador, es bueno y necesario para el alma, en cambio el odio no. No pierdas el tiempo en quien desprecia tu amor y te daña, porque tú sales herido y no se saca ningún bien de este mal recibido, ni por tu parte ni por parte de quien te daña; todas las personas son dignas de ser amadas, pero no todas saben amar. Deja pasar de largo estas personas que amas pero que son malas contigo y te desean el mal, y sé feliz con quienes sí te aman de verdad y te desean el bien. No te compliques la vida, ésta ya se complica sin tu ayuda. Mt 7, 6: «No den las cosas sagradas a los perros, ni arrojen sus perlas a los cerdos, no sea que las pisoteen y después se vuelvan contra ustedes para destrozarlos.»

Sí, hay amores que matan; por eso es bueno que te alejes de quien te odia y reces por su conversión, Dios te necesita para que le ayudes a amar a los que no quieren dejar de ser malos y a los que quieren ser buenos por amar a Dios. De los primeros debes apartarte y rezar por ellos, y con los segundos puedes compartir la fe, el amor,  y también rezar por ellos. Sufres por estas personas que no te aman, y este dolor que aceptas te hace crecer y comprender que sólo Dios basta, y que unido a Él puedes seguir amando a los demás aunque algunos te odien, no saben lo que hacen, que Dios les perdone y les bendiga.

Dios nos ama y nos deja libres, tú debes de hacer igual. Y de la misma forma que los que no quieren ser buenos ni amar a Dios van al infierno, lejos de Dios, tú apártate de los que no quieren ser buenos contigo ni te aman (si te amaran no te dañarían), ellos así se lo han buscado libremente y tú no puedes ir contra su libertad mal usada. Acéptalo y queda en paz con Dios, porque a diferencia de ellos; tú sí sabes amar y les amas, y les deseas el bien; por eso, aunque te apartes de ellos, rezas para que Dios les bendiga y se salven.

Montserrat Bellido Durán

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