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Artículos SIEMPRE ADELANTE CON LA FE

ADE

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Se prepara a las personas para ser capaces de dirigir y administrar una empresa… pero… ¿qué hay de la espiritualidad individual de cada uno? Sí, sí, te estoy hablando de la Administración y Dirección Espiritual que todo ser humano es capaz de llevar a cabo de sí mismo, y… además de estar capacitado para ello, tiene el deber de hacerlo, aunque no lo sepa o le hayan dicho que debe ser otra persona la que debe ocuparse de eso, y no él mismo.

¿Se puede ver a las personas, capaces de dirigir grandes empresas, en las que en ello va el sueldo de muchos trabajadores y el propio, pero pensar que las personas no son capaces de dirigir su propia vida espiritual? Si nada menos, lo segundo ¡es mucho más fácil!, ya que uno se conoce a sí mismo, y a la luz de la sinceridad en los exámenes de conciencia (los balances espirituales para saber si tu alma está yendo por buen camino y cómo puedes prosperar en santidad y mejorar), hace un plan, una estrategia para tener resultados óptimos, y rendir. Además que, cuando se está unido a Dios, Dios mismo te hace ver lo que quiere y espera de ti, sin la necesidad de que haya por medio, una persona para que te lo haga saber… Dios no necesita traductores para que le entiendas, ni terminales telefónicos para que puedas escucharle, Él te habla directo al corazón, porque sólo Él ve el contenido de tu corazón.

El alma que vive en gracia de Dios, en gracia santificante, y vive buscando la santidad y hacer la voluntad de Dios ante todo, ésta tiene mucho ganado y va más adelantada que muchas personas que querrían dirigirla espiritualmente. Muchos creen que es infalible una dirección espiritual por parte de un tercero, (que todo lo que diga o piense esa persona, es inspirado por Dios), en cambio, desconfían de la eficacia de la Divina Providencia, que es Acción y Voz directa de Dios mismo… Hay quien cree que uno mismo no puede saber qué es lo que Dios espera de él si no es a través de un director espiritual (sea laico o sacerdote) que le haga de conciencia, que al fin y a la postre, es eso, una conciencia que acaba ninguneando la conciencia propia y ensordeciendo el alma del dirigido, dejando de escuchar la voluntad de Dios, y escuchanado sólo la de los labios de la persona que le dirige.

San José, hombre justo, discernió él solo, durante toda su vida; nunca tuvo ningún director espiritual que lo guiara, y son muchas las dificultades por las que pasó y las cosas importantes que tuvo que decidir; por ejemplo, él decidió repudiar en secreto a la Virgen María, y esto le eleva por encima de los demás, porque quiso actuar según la voluntad de Dios, y no la de los hombres. San José hacía oración y se ocupaba de agradar a Dios, no era un hombre dubitativo, es más, no sólo se dirigía y administraba espiritualmente, sino que también tenía su propio negocio de carpintería, que dirigía y administraba eficazmente para poder mantenerse y mantener a su familia.

Imitando a San José, un hombre que aún siendo imperfecto y pecador, como tú y como yo, por su condición humana, esa condición no le impidió que fuera tan justo y perfecto; tú y yo podemos también administrar y dirigir espiritualmente nuestra propia vida, con la ayuda del Espíritu Santo, y tener además un negocio propio del que ocuparnos y con el que hacer un mundo mejor.

Si Dios mismo deja libres a las personas, y nos ha hecho capaces de saber cuáles son sus designios, y de hacer oración para tener un contacto directo con Él, ¿es coherente ponerse en manos de una persona que te obligue, cuando esta persona es menos que Dios, y a su vez, está dirigido por otra persona, y esta segunda persona que le dirige está dirigida por otra persona… y así una larga cola de lo mismo? Dios no nos quiere tontos. Mt 10, 16: «Mirad que yo os envío como ovejas en medio de lobos. Por eso, sed astutos como serpientes y sencillos como palomas.«

Siempre adelante con la fe

Montserrat Bellido Durán

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Entusiasmo

Entusiasmo

El camino seguro del éxito sólo se puede seguir calzando honradez y perseverancia; dos buenos zapatos duraderos y eficaces contra el fracaso. 

El entusiasmo es el espíritu vencedor que elimina todo fastidio de la fatigosa labor, convirtiéndola en placer. En cambio el espíritu vencido, el que se cansa y se queja enseguida, inevitablemente terminará en el fracaso.

«…dominad la tierra» Gn 1, 28

Dios nos pide que dominemos la tierra, quiere que la trabajemos y le hagamos sacar buen fruto. Para ello necesitamos del entusiasmo que nace del corazón feliz de poder vivir un día más, de la mente despierta y del alma agradecida.

Toda diferencia de cuanto te suceda en el mundo consistirá en si procuras hacer de tu vida una gran obra maestra y trabajas con aquel celo y entusiasmo que no conoce la fatiga o si te pesan las horas y te parecen demasiado largos los días.
Enorme será la diferencia entre si consideras tu profesión, oficio o empleo como una magnífica oportunidad de perfeccionamiento espiritual para mayor gloria de Dios o si tu mente está enfocada en el reloj y en el salario.

Trabaja con el corazón y la cabeza, así harás un trabajo perfecto para Dios.
Nadie será capaz de hacer una obra grande hasta que la emprenda con aquella determinación que no conoce la retirada e infunda en ella el entusiasmo que deshace los obstáculos y desbarata los impedimentos.

La persona vehemente y entusiasta, mientras no se deje arrastrar por el apasionamiento, demuestra entusiasmo hasta en sus tiempos de ocio. En todo cuanto hace hay una oculta corriente de energía individual que lo empuja a desempeñar un importante papel en el mundo, haciendo así un mundo mejor para entregarlo a Dios.

Montserrat Bellido Durán

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Amar

Amar

No pongas reparo en amar, aunque tu amor no sea correspondido, ten en cuenta que los demás, como tú; son libres y cada cual actúa según su condición de libertad influenciada por distintos factores de su vida. Si tú sabes amar, alégrate de saber amar, acepta con paciencia que otras personas no sepan amar y reza por ellas; sólo Dios puede ayudarles a través de tu oración.

Nunca te arrepentirás de haber amado, sí en cambio, te arrepentirás de haber odiado. El amor es sano y reparador, es bueno y necesario para el alma, en cambio el odio no. No pierdas el tiempo en quien desprecia tu amor y te daña, porque tú sales herido y no se saca ningún bien de este mal recibido, ni por tu parte ni por parte de quien te daña; todas las personas son dignas de ser amadas, pero no todas saben amar. Deja pasar de largo estas personas que amas pero que son malas contigo y te desean el mal, y sé feliz con quienes sí te aman de verdad y te desean el bien. No te compliques la vida, ésta ya se complica sin tu ayuda. Mt 7, 6: «No den las cosas sagradas a los perros, ni arrojen sus perlas a los cerdos, no sea que las pisoteen y después se vuelvan contra ustedes para destrozarlos.»

Sí, hay amores que matan; por eso es bueno que te alejes de quien te odia y reces por su conversión, Dios te necesita para que le ayudes a amar a los que no quieren dejar de ser malos y a los que quieren ser buenos por amar a Dios. De los primeros debes apartarte y rezar por ellos, y con los segundos puedes compartir la fe, el amor,  y también rezar por ellos. Sufres por estas personas que no te aman, y este dolor que aceptas te hace crecer y comprender que sólo Dios basta, y que unido a Él puedes seguir amando a los demás aunque algunos te odien, no saben lo que hacen, que Dios les perdone y les bendiga.

Dios nos ama y nos deja libres, tú debes de hacer igual. Y de la misma forma que los que no quieren ser buenos ni amar a Dios van al infierno, lejos de Dios, tú apártate de los que no quieren ser buenos contigo ni te aman (si te amaran no te dañarían), ellos así se lo han buscado libremente y tú no puedes ir contra su libertad mal usada. Acéptalo y queda en paz con Dios, porque a diferencia de ellos; tú sí sabes amar y les amas, y les deseas el bien; por eso, aunque te apartes de ellos, rezas para que Dios les bendiga y se salven.

Montserrat Bellido Durán

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No te quejes

No te quejes

El quejarse es una pérdida de tiempo. Si algo no te gusta; invierte tiempo en solucionarlo y no lo malgastes quejándote.

Si algo no te gusta acéptalo o cámbialo. Si no puedes cambiarlo tendrás que aguantarte, y mientras tanto rezar para que Dios lo cambie.

No abras la boca para renegar, blasfemar o maldecir de cualquier cosa que te desagrade, ya sea el clima, la hora… cuida tu vocabulario, porque Dios te juzgará por tus palabras dichas, sí, también por las ociosas.

Acostúmbrate a agradecer a Dios que no te haya pasado algo peor, y valora lo positivo que conlleva esa desgracia.

Si llueve, no te quejes de que llueva, di: » ¡Qué bien!, llueve y no hace demasiado calor», si estás triste, piensa: «no estoy muerto, mientras hay vida hay esperanza», si estás cansado de trabajar; agradece el tener dos manos y trabajo.
Cuéntale a Dios tus tristezas para que te consuele, pon en manos de la Virgen María tus preocupaciones. Pero no malgastes el tiempo quejándote con los demás o de los demás, ellos no son Dios; sólo pueden escucharte, y aún así no tienen porqué entenderte, además; a lo mejor les entristeces con tus quejas.

Vive con la alegría del Cristiano, Jesús resucitó, así que Él puede solucionar tus problemas.

No te quejes, acostúmbrate a agradecer en vez de quejarte.

Todas las desgracias que vivas, pueden aportarte algo bueno a tu crecimiento personal. Realmente no hay mal que por bien no venga, pero como vives el presente, desconociendo el futuro; puedes ser presa fácil del pesimismo. No permitas que la vida te hunda, si te hundes nadie podrá sacarte de allí. Confía en Dios, ten fe. Cree que realmente saldrás de la «mala racha» que estás pasando, reza y pon también de tu parte, para que pueda actuar la Divina Providencia. Porque si te quejas pero te quedas de brazos cruzados le estás atando las manos a Dios. ¿Cómo va a pintar un artista sin la tela, la pintura y los pinceles?

Cuando te suceda algo que no te guste piensa «¿Por qué me pasa esto?» «¿Qué puedo aprender de esto que me pasa?» «¿Cómo puedo cambiar mi situación?» Siempre hay una solución, aunque se tarde un tiempo en conseguirla, pero siempre la hay. Muchas veces, si pensaras en la solución en vez de perder el tiempo desgastándote en el lamento; tu vida sería mejor.

Busca una solución y reza.

Montserrat Bellido Durán

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