Saltar al contenido

Benditos tus enemigos

Benditos tus enemigos

Dios bendiga en grande a los que te odian, porque gracias a ellos, tú eres mejor persona, y Dios te bendice y recompensa por tú perdonarles y rezar por ellos. El árbol que se mantiene firme en medio de las tormentas, clavando sus raíces bajo tierra, es el más hermoso y fuerte con el paso de los años y… cuán agradable es su sombra en los calurosos días de verano.

Benditos sean los que te envidian, porque gracias a ellos, tú puedes elevarte sobre su mal hacer; por tú decidir libremente ser bueno y hacer el bien.

Jesús necesitó de los que le crucificaron para poder resucitar. A ti te pasará igual. Por ser ley de vida; por existir el mal en el mundo, otros te dañarán por tu bondad, por tú vivir según la Ley de Dios, ¿y qué?, no les necesitas para vivir, ya que de la misma forma que hay malas personas, también hay buenas personas: tus amigos. Total, quien sale perdiendo es el que te daña; porque no podrá gozar de tu compañía ni la de Dios; porque se daña a sí mismo al hacerte mal, peca, y se aparta de Dios. Cada uno pasará cuentas ante Dios, que todo lo ve y todo lo sabe. Quien a hierro mata: a hierro muere, así que preocúpate tú de no herir a nadie y ser siempre bueno.

Quien ha encontrado un amigo ha encontrado un tesoro, y yo añado que quien encuentra un enemigo es bendecido; ya que gracias a la maldad de unos, florece la bondad en otros. Y a escoger, es mejor ser la víctima que el verdugo, porque ¡Ay! cuánto llora y sufre el verdugo cuando se da cuenta de su mal cometido.

Aléjate del mal y haz siempre el bien.

Benditos sean por siempre tus enemigos, ya que gracias a ellos y su maldad, Dios te bendice y te premia, y te da la santidad.

Montserrat Bellido Durán

© copyright