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Consulta 3

k. , 36 años , de peru. 3/8/2009

querida hermana de antemano agradesco su entraga hacia los mas necesitados,tengo mi hijo de 16 años el va a postular a la universidad estatal el se esta esforzando bastante,yo soy madre sola y lo q mas quiere una madre es q su hijo tenga con q valerse y sobre todo valores espiritual, para nosotros la vida nos golpeo muy ondamente perdi a mi sobrino de 15 años compañero inseparable de mi hijo fallecio de cancer y fue un dolor muy grande q el a veces me dice por q Dios se llevo a una persona inocente y yo nose como explicarle Dios les bendiga por toda su ayuda

Respuesta de: María Durán de Bellido. 3/9/2009

Alma buena, sensible y espiritual. Te cuento: Dios en Su bondad, nos deja libres, y nos dejó libres desde siempre, por lo que Adán y Eva pecaron y por ellos, llegó el pecado el mundo: Todos estamos señalados, marcados por el pecado, por no ser perfectos: todo y todos, por eso existen las enfermedades que por nuestra vida independiente de Dios, por ser humanos, podemos coger unas enfermedades que otros no cogen, porque las enfermedades están ahí, como ahí está la violencia, la violación, el asesinato: Dios no lo quiere, pero está ahí, y el que mata, mata a inocentes, y el que tiene una enfermedad, esta enfermedad se posa en inocentes: Todo es causa del mal.

Dios lo permite todo; no lo quiere, pero lo permite. ¿Dime la diferencia entre morir por una enfermedad o por que un asesino después de robarte te mata?… Es el mal que está en el mundo. ¿Podría Dios parar esto? Sí, podría, pero Adán y Eva, nuestros primeros padres le desobedecieron y ellos: Adán y Eva, lo decidieron para todas las generaciones; ellos eran perfectos y sabían lo que hacían, como muchas veces sabe un hombre que hace adulterio, por ejemplo, y todo y así, lo hace. ¿Por qué? Porque es libre; luego, su mujer se entera y lo abandona, él, deja de pasar la pensión a los hijos y estos hijos no tienen el mismo futuro que hubieran tenido de haberse este hombre aguantado las ansias de fortificación. ¿No es dañar a un hijo hacer adulterio? Sí. Es atentar contra la familia y su bienestar, y ¿cuántos lo hacen? ¿Y cuántas mujeres lo hacen?… ¿Por qué? Porque el maligno los tienta, y los induce a fornicar.

La enfermedad está aquí, por la decadencia de la naturaleza humana, porque el cuerpo no vive para siempre, como máximo vive 100 años, pero a veces, como le ocurrió a tu sobrino, vivió menos porque contrajo una enfermedad mortal, podría haber muerto en un accidente de coche por un conductor borracho, pero murió por cáncer: El cáncer y el borracho hacen daño. Hay que aceptarlo. Hay que aceptar que por el maligno que tentó a Eva y cayó en el mal, este mal está en el mundo.

Mi opinión personal, es que Dios siempre da oportunidad a todos a Amarle y a servirle; a conocerle, aunque sea en esos instantes previos a la muerte cuando por el dolor el cuerpo deja los sentidos humanos y se encuentra con la vida espiritual y allí encuentra a Cristo, y si quiere lo ama. ¿Cómo no va querer a Cristo? Tiene que ser una persona muy mala, que en vida haya sido muy mala, para que libremente elija el Infierno, así que muchos, muchísimos van al Cielo, pero antes pasan por el Purgatorio, por esa estación de dolor, para ser más espirituales, porque el dolor ayuda a ‘pasar’ del cuerpo, del físico y hallar a Dios. Por eso el dolor es bueno SIEMPRE; y uno puede hallar en el a Dios: El Amor sobrenatural, que cuando todo nos va bien y mejor y ¡viva!, no lo encontramos, no lo hallamos y no sabemos ni buscarlo, ni hallarlo, ni encontrarlo.

Quizás tú hijo y tú, por ese cáncer que se llevó a este buen joven al Cielo (quizás al Purgatorio), pero difícilmente se perdió, porque Dios es Jesús, y quién ve a Jesús se abraza a Él, y de Amor vive el resto de la Eternidad.

¡Seguro que volveréis ha encontraros, otro día, con él! Mientras tanto, este dolor os ha hecho hallar a Dios, y el mundo es un poco mejor, por conocer vosotros a Dios y amarlo y servirlo.

Eres una buena madre. Gracias por el ejemplo de tus palabras.

Queda en paz.

 

Sección: Pérdida de un ser querido