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Consulta 4

s. , 44 años , de argentina. 3/9/2009. 

Como hago para no hablar mal de otros? no es mi intencion y termino haciendolo.los perdono e intento comprenderlos…pero sus dichos y acciones son terribles..rezo por ellos, intento disculparlos, es muy dificil. misericordia y perdon es lo que imploro, sobre todo ahora en cuaresma.como puedo protejerme?no quiero caer mas en eso, me quita la paz. pido por ellos y por mi. gracias y que nuestros padres guien nuestro camino

Respuesta de: María Durán de Bellido. 3/9/2009

Bendita tú que luchas por tu santidad y caridad.

Hay que saber dos cosas y una tercera también; una, es que ser realista y hablar de lo que hacen las personas, no es hablar mal de ellos: ¡Que ellos hagan el bien y entonces no se hablara de su mal! Tú, hija de bondad y dolores de justicia, no hablas mal, sino que hablas de su maldad que clama al Cielo y no puede esconderse, porque es escándalo evidente.

Dos, sería malo que hablaras mal de su bondad, por celos, por envidia, por malicia; pero ese no es el caso; el caso es que no son buenos. Y si te quitan la paz, mejor apartarte de ellos, por tu bien espiritual.

Comprender el mal no está bien; hay que comprender a los malos, pero jamás dar licencias al mal. ¡Ni tan sólo esconderlo!

El mal existe, está ahí, hay que mostrarlo por doloroso que sea, hay que decir al mundo: ¡Eso está mal! ¡Eso es pecado mortal!: ¡Directos al Infierno, si sabiendo que es pecado continúan pecando!

Tú pecaste, pero era por ignorancia; no es lo mismo pecar por soberbia, por un estatus social, por cubrir las apariencias. Para pan y techo, no hace falta vender el cuerpo: ¡jamás! En la Iglesia se practica la caridad y hay monjas muy buenas, como ángeles de bien, que caminan por la tierra: Acogeros a ellas, almas precisadas de ayuda y caridad: ¡No hace falta pecar! No hay excusas para ello. Y entonces, si tú, hija de Dios, lo ves, entonces no es que busques tú la maldad en los demás, sino que ellos la muestran, la demuestran y la hacen a conciencia.

Y una tercera es saber que tú eres tú y los demás son los demás: ¡No vale la pena perder la paz; la necesitas para orar por ellos y darles buen ejemplo! Y si es que pierdes la paz, es que esos demás quieren arrastrarte a sus concupiscencias. Dios no permita eso, porque eres tú un ser especial y necesario para Dios y sobre todo para que Santa María deje de llorar. Son las lágrimas de Mamita, de Santa María, las que te interesan que no se derramen; porque Ella, siendo libre dijo “Sí”, y espero un hijo sin conocer varón, y podían apedrearla hasta morir: ¡se arriesgó por amor a Dios! Así debemos hacer todos.

Esas personas que te quitan la paz, necesitan tu silencio, porque si recuerdas, en tu vida, hasta que no hubo silencio, no te encontraste. A veces, muchas, es bueno poner distancias; incluso en la familia; para que Dios, con Su Gracia, Obre Maravillas.

Ellos saben quien eres y donde hallarte si desean una vida de paz.

Sin paz, todos pecan: incluso tú, amada hija mía y de Dios.

Queda en paz.

 

Sección: Sociedad