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Consulta 44

G. , 40 años , de Colombia. 11/12/2010

Buenos días, Dios los bendiga por su obra. Soy madre de dos hijos, vivo con mis padres y con los niños, mi hijo mayor tiene 15 años y está muy rebelde dice que se va de la casa, está muy grosero, no ayuda y tiene muchos conflictos por la falta de respeto con mi mamá, no quiere a su hermanita quien viendo la actitud de él en ocasiones se torna
también grosera. De verdad que no sé qué hacer. Me duele mi mamá por el amor y la gratitud que siento hacia a ella pero también veo errores en ella que disparan o en ocasiones forzan situaciones que generan roces, no soy capaz de decirle que considero que algunas de las actitudes de los muchachos son su culpa o son reflejo de lo que ella misma es, pero sería para mí una falta de caridad con ella en sus condiciones de edad y salud.

Me duelen mis hijos porque los amo y ella habla de forma muy hiriente no se fija que sus palabras me pueden hacer daño a mí y lo que es peor hacer que los niños sean más rebeldes y se interioricen sus defectos como pasó conmigo. No sé qué hacer, los valoro, a mis padres y los quiero, quiero a mis hijos pero siento que me voy a enloquecer con el
clima de discordia que se respira en mi casa. Les pido por favor una opinión y en especial una oración por mi hijo mayor que me preocupa y por mi mamá que en su estado de ánimo actual le pueden más los rencores y odios que el mismo amor de Dios a pesar de rezar tanto yo la veo con muchos dolores en su vida físicos y emocionales muy antiguos que la hacen es que piense más en los defectos de los demás que en lo que pueden hacer bueno.

También lo que veo es que ella ve en mi hijo más al padre de él y el error que yo cometí, que al niño, y que siempre ha sido así por lo tanto para ella él simple hecho de mi hijo respirar es ya una ofensa para ella. No sé, estoy juzgándola sin saber realmente que hay en su interior, pero es duro, difícil y doloroso para mí la convivencia, el tratar de unir a una familia, mi padre con demencia, mi madre tiene cáncer un aneurisma y cansancio de la vida, mi hijo con su rebeldía su abandono y desamor por la vida, quedando mi niña con su intento de alegrar el día y su añoranza por su papá. Sé que un psicólogo sirve pero por mucho profesional que les consiga a mis hijos, para mí misma la situación de conflicto está asociada a mis padres y a ellos eso ya nos les funciona, sólo siento que necesito un milagro más de mi Señor.

Perdón la carreta pero es que no tengo con quien hablar y a quien contarle nada, y eso que es un resumen. Siento que me voy a enloquecer o que sé yo, yo digo todo el tiempo «todo lo puedo en Cristo que me fortalece» pero entonces porque me siento vacía con el corazón arrugado a punto de explotar con dolor intenso en el alma? Sé que Dios está conmigo pero que me perdone pero no lo siento. Gracias mil, sé que son muchos los mensajes que reciben y quien sabe si tendrán tiempo de leer el mío y quien sabe que habrá pasado cuando lo hayan leído.

Pero aún así gracias y un Dios les pague el haberme escuchado.


Respuesta de: María Durán de Bellido. 11/20/2010

Bendita alma triste y abatida. Hay un poco de todo en tu vida. Agárrate a esta cruz que te asemeja a Jesús, que también llevó la Suya, por todos nosotros.

No es nada fantástico este mundo, por muy civilizado que le digamos: mundo civilizado. Pero dentro de ti algo fantástico está punto de ocurrir, porque cuando una persona está “tocando fondo”, en ese preciso instante oye la voz de Cristo que te dice como a Lázaro: “levántate y anda”.

Levántate amiga mía, acéptalo todo, todo, sin juzgar a otros y pidiendo a Dios perdón por esos errores tuyos que te llevaron, quizás, al pecado. Ve a confesarte. Únete al que te Ama y tiene poder para cambiarte. Todos, todos a los que tanto amas, necesitan amor. Sí, tú también lo necesitas; por eso te mando con urgencia de prioridad a Cristo. ¡Ve a Cristo! Únete al que puede cambiar tu vida y la de los demás. Hay cosas, situaciones, circunstancias, esas que nos desbordan y que sólo se puede salvar la situación, metiéndose libremente en la Barca de Pedro: La Santa Iglesia Católica, porque Ella tiene algo distinto a las demás; tiene a Dios vivo viviendo en Ella por los sacramentos.

Tú, mi querida amiga, mi buena alma que tanto Dios Ama, tú no puedes con todo esto, ¡te desborda! Y es natural, porque sólo Dios sabe lo que hay dentro de los corazones de los que amas. Sólo Dios puede venir a tu vida y darle un giro espectacular y llenar de paz y alegría…, sí, he dicho alegría, tu vida: vuestra vida. Y tú te preguntarás: ¿cómo? Y yo te respondo mi buena hija, amada de Dios y de Santa María. Pues con tu unión con Cristo, el Dios que vive y habita en los sacramentos, ese Dios que se entrega a ti, por la Eucaristía en la Comunión. ¡Sólo Dios puede cambiar vuestra vida!; ¡sólo Cristo!

Lee el evangelio y disfruta de conocer a Jesús, ese Dios hombre bueno y misericordioso, que una y otra vez pregunta en las Sagradas Escrituras: “¿Qué quieres?” ¡Díselo!, díselo con la fuerza de la oración constante; como la viuda que iba al juez… ¡No pares de pedir! Y pide con el arma de la fe, con el Santo Rosario: Reza, porque la oración lo puede todo. También te pido una perfecta reconciliación con Dios, y cuando después de comulgar regreses a tu hogar, Cristo irá contigo, mientras no vuelvas a pecar, y se pecas, si vas contra los diez mandamientos de la Ley de Dios, te vas a confesar y vuelves a ir a recibirlo. Tente paciencia, y ten paciencia con los demás. Y haciendo lo que te he dicho, espera en Dios tu Salvador, y verás como las cosas cambian en tu vida, sencillamente porque en ella tendrás y llevarás a Dios. Tú, y tú familia necesitáis de Jesús y de la Virgen María. ¡Verás cómo cambia tu vida!, porque sólo tocando la túnica de Jesús, la mujer enferma sanó; pues imagínate, mi querida hija, las maravillas que puede darte Dios, Jesús, si vas a comulgar y lo recibes en tu corazón, en tu entendimiento, en tu casa, en tu hogar.

La culpa de todo, no es tu madre, ni tu pasado: es Satanás, que se ha empeñado en destruir a la familia. ¿Le dejarás? ¡No!, sé que no, sé que lucharás para cambiar las cosas malas de tu vida y lo harás con la Suma Bondad, que es Dios mismo que te llama desde el Sagrario y te dice: “Ven hija mía… ¿qué quieres de mí?”. Dile a Jesús lo que quieras, y perfecciónate con voluntad en todas esas grandes virtudes que tienes y que he visto plasmadas en cada palabra de tu escrito dirigido a mí. Se te ve tan buena. Rezo por ti.

… … … amén. (He rezado)

Queda en paz.

 

Sección: Familiares