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Eres alma

ERES ALMA

¿Qué es el hombre, la persona?  Su ser, su esencia, es lo que le da vida, esta alma encerrada en el cuerpo, esta ánima que Dios mismo le insufló después de formar el cuerpo con el «polvo de la tierra y le inspiró en el rostro aliento de vida, y fue así el hombre ser animado» (Gn 2, 7). Este aliento «de vida», -el alma-, dio vida al cuerpo, tú eres vida, tú eres alma, y tienes tu cuerpo, pero «ser»; eres alma, vida, tú eres inmortal, porque tu alma es inmortal, tú no vas a morir, lo que muere es tu cuerpo, y cuando muere el cuerpo es porque el alma, que es la vida «que lo sostenía», ha salido del cuerpo para ir a encontrarse con Dios. Tú, tú no vas a estar ni por un instante «en la nada» porque: o estás en el mundo, o estás en el Purgatorio, o en el Cielo, o en el Infierno (después del Juicio Particular sobre tu vida), por tanto lo que es «ESTAR», estarás siempre aquí o allí, tú no dejarás jamás de existir… Tú no mueres, tú, por ejemplo, no dejas jamás de «sentir», sentirás  -por toda la eternidad-, el amor de Dios en el Cielo, o el odio del Maligno en el infierno; sentirás y vivirás, según tu voluntad y decisiones, una cosa u otra, pero «algo» vivirás tú, tu alma, sí o sí, es de fe.

Aquí en la tierra, la ocupación del Demonio es la de apartar de Dios a cuantas más almas mejor, ¿y no está clara la necesidad de tu alma de estar unida a su Creador que le dio la vida?

Cuanto más unido estés a Dios, más feliz serás. Tal como dice el Padre Jesús: «el alma no puede ser feliz fuera de Dios»1.

Piénsalo… eres feliz cuando satisfaces la necesidad, de aquello que realmente necesitas.

Entonces, tú, lo que ERES tú, ¿qué necesitas realmente? Hasta que no tengas la certeza de tu necesidad de Dios, del bien y lo bueno, asimismo como tu necesidad de apartar de ti el mal y lo malo, no podrás ser feliz. Porque tu alma necesita, repito, NECESITA, rechazar el mal, venga de donde venga, porque tu alma es fruto del Sumo Bien.

Cuán feliz es el niño que después de operarse ya puede oír y disfrutar de los sonidos, mientras que aquellos con el oído siempre en buen estado, no sienten esa felicidad cada vez que oyen, porque nunca experimentaron la necesidad de oír, y no sintieron la satisfacción de la necesidad cumplida, que regala esa felicidad en la posesión del bien deseado. 

Imagina la indescriptible felicidad que sentiremos en el Cielo, al poseer por completo nuestra principal necesidad, al Sumo Bien, a Dios mismo, estando fusionados con su Divina Esencia, encendidos en su Gloria, para toda la eternidad palpitante, sin tiempo… 

Cuando cumples con la misión a la que Dios te llama; la santidad, es cuando te realizas como alma, es cuando eres feliz, porque satisfaces tu necesidad de santidad, satisfaces  la necesidad de tu ser, satisfaces el sentido de tu existencia; vivir para demostrar a Dios tu amor, superando las pruebas, y entonces ir a Él, para siempre. Satisfaciendo tu principal necesidad y evitando las necesidades falsas que te llegan a través del mundo, el demonio y la carne,  vas a ser inevitablemente feliz, estando en paz.

 

Patricia Bellido Durán

© copyright

         

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1 Cf. Meditación de la Biografía del Beato Tomás de Kempis, por el P. Jesús de CatholicosOnLine

http://www.santodeldiaadia.net/30-de-agosto-beato-tomas-de-kempis/