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Salir de la infelicidad

SALIR DE LA INFELICIDAD

¿Cuántas veces buscando la felicidad, conseguimos todo lo contrario, ser infelices?

Cada uno percibe, inconscientemente, que será feliz al satisfacer cierta necesidad que siente de, por ejemplo:  «tener eso», «ser eso», «sentirse amado», «recuperar la salud», «no tener preocupaciones económicas», hasta un largo etcétera… y si satisface esa necesidad, experimentará la felicidad.

¿Pero qué ocurre cuando sacias necesidades falsas?… Cuando el mundo te crea «necesidades» que en realidad no tienes, estás insatisfecho, infeliz por no satisfacer lo que crees que necesitas tener, hacer, o incluso ser. Y si lo consigues, sigues infeliz porque al no ser una necesidad verdadera, no te sació realmente, o porque era una cosa mala, y la auténtica necesidad de tu ser, tu alma, es rechazarla, porque tú eres una obra divina de amor, y todo lo que Dios no querría para ti, no lo necesitas realmente; necesitas rechazarlo o elegir permanecer en la tristeza profunda del alma, cargando con necesidades fingidas.

Está claro que no está de moda en el mundo, satisfacer las verdaderas necesidades de tu ser, de tu alma… Muchas de esas «necesidades» que crea el mundo, no son precisamente cosas buenas; y ¿hay alguna persona mundana que sea realmente feliz? No. Hemos llegado al punto en el que el mundo convence al hombre de la necesidad de tener y hacer cosas malas, cosas que realmente apartan de Dios. Como dice el Catecismo: «tenemos que hacer frente a mentalidades de “este mundo” que nos invaden si no estamos vigilantes»1. Jesús mismo nos advirtió que el príncipe de este mundo es el Demonio2.  

El Santo Sacramento de la Confesión te libera de tu tristeza y sacia la auténtica necesidad de tu ser; volviendo a ponerte en Gracia de Dios, le vuelves a abrir tu corazón, tu alma a Dios, para que habite en ti y dejar así la infelicidad. ¡Haz la prueba!, y verás que es así, no por el hecho de «cumplir con normas» sino por el hecho de saciar tu verdadero ser y obtener paz de conciencia.

Aquello que realmente te aparta de la santidad, por pequeño que sea, no lo necesitas… ¡Quítatelo de la cabeza!, y recházalo, ya que no saciar la necesidad de rechazar el mal, te hace infeliz. Si lo necesitases de verdad, eso te haría feliz, y ya sabemos que si ofende a Dios y te aparta de Él, te hará infeliz; por tanto, no lo necesitas. Si lo necesitases de verdad, sería algo bueno,  y no una tentación, porque toda necesidad verdadera es buena a los ojos de Dios. «Es que necesito satisfacer mi orgullo, mi necesidad en la inclinación al mal», «es que necesito decirle cuatro cosas a tal persona sin caridad y con gritos», «es que necesito sexo antes de casarme»; eso no es una verdadera necesidad, lo que necesitas es sentir la Gracia de Dios, que te indica que Él vive en ti. Pero el demonio con sus artimañas, se ocupa de lavar el cerebro del hombre y convencerle hasta lo más profundo de su médula, que necesita lo que en realidad no necesita, para que caiga en el fuego de odio eterno, como pago de sus pensamientos, obras y palabras.

De lo malo, dite a ti mismo: «no lo necesito para ser feliz»… Es más, «para ser feliz necesito apartarlo de mí», y empezarás a ver la vida con otros ojos, los de la esperanza de la caridad en el verdadero Amor de Dios, que es el Bien y lo Bueno, y quiere para nosotros sólo el bien y lo bueno.

 

Patricia Bellido Durán

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1 Cf. Catecismo de la Iglesia Católica nº 2727

2 Cf.  Jn 14, 30 y  Jn 16, 11 (Sagrada Biblia)