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HOY, COMO SIEMPRE, ES BUEN DÍA PARA HABLAR DE MARÍA

HOY, COMO SIEMPRE, ES BUEN DÍA PARA HABLAR DE MARÍA

María, como todo el mundo sabe, es nuestra Madre.

Me duele que ignores a María, porque es tu Madre y la mía.

Jesús te mira con simpatía cuando amas a María.

La maternidad divina de María no es opinable, es impepinable, como que también es Madre de la Iglesia.

María, fiel seguidora de Jesús, es la primera cristiano-católica, la primera evangelizadora: (“Haced lo que Él os diga”) y ya está, dijo en Caná; es también Corredentora, por sus lágrimas al pie de la Cruz y por su Sí continuado a la voluntad de Dios.

En su humilde grandeza, es Reina de bondad y pureza, y reina en las almas sencillas de pueblos, ciudades y villas.

Nada mejor que el “factor amor”, que mueve el mundo, pues, según esta teoría, María es la “factoría”.

Si nuestro amor a Dios se enfría, acudamos a la Virgen María, y Ella cargará la batería.

María es flor de flores, amor de amores, y la amamos sus hijos, hagan fríos o calores. Quien la honra en la tierra, en el Cielo la honrará; Ella le acogerá y la puerta le abrirá. Ella nos ofrece su amistad por toda la eternidad.

“Si vives sin Dios, vives en pecado”… pues, si vives sin la Madre de Dios…, tú verás, Barrabás.

El amor a Nuestra Madre nos hace más amables.

El amor a Nuestra Madre nos hace más sociables, y, así como una madre une a la familia, la familia de los hijos de Dios permanecerá dividida y megadispersa, hasta que decidan acogerla en Casa, como hizo San Juan. La unión de los cristianos es una utopía, si no les une María.

El diablo, que sabe más por viejo que por diablo, no quiere ni oír hablar de María (pues, aguanta, que yo hablo todo el día) porque Ella le aplasta la cabezota —cornamenta incluida—, por eso incita a los cristianos a silenciarla y a fomentar la amnesia y la dislexia pastoral de ganaderos hijos del mal.

¡Qué alegría, enamorarse de María! Ámala, díselo con flores y con requiebros salidos del corazón. Pon alguna imagen suya en tu habitación, y acostúmbrate a saludarla, aunque solo sea con una mirada salida del alma; tendrás más paz y más calma.

Con María en el corazón, huye la depresión.

Tu Madre quiere hacer de madre, y espera que se lo pidas:

—“Madre, ayuda a este hijo tuyo”. “María, muéstrate madre”. “Mamá, prepárame un camino seguro”. “Cuéntale a Jesús cosas buenas de mí”. “¡Mírame con compasión, aparta esta tentación!” “No me dejes, Madre mía”.

Ella limpia tus churretes, si en algún charco te metes.

Ella es el camino más corto para llegar a Dios, le lleva en sus brazos, está siempre en su presencia.

María es mediadora de todas las gracias, es el medio y el remedio. ¡Pon los medios, pídele ayuda!

Si acudes a tu Madre celestial, tendrás “acompañamiento psicoemocional” y espiritual.  

María es causa y soporte de nuestra alegría. Fue, la sierva fiel, a cuidar a Isabel; ponte en camino, practica el “senderismo”, o imítala, que es lo mismo.


¿QUÉ TE PARECE?

Hay muchas sectas cristianas que no reconocen los privilegios de María, y así les va.

Quien deja a su Madre de lado está desequilibrado.

Ocultar a María es arrinconar una joya en el trastero.

Despreciar a María es una fechoría, rabiosamente anticristiana, propia de un pollo con mal rollo.

Quien menosprecia a su Madre virginal, vive en la indigencia espiritual.

Si Satanás elimina la razón, María ilumina el corazón.


Javier Bellido

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