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I. La obediencia de la fe – 149

 PRIMERA PARTE LA PROFESIÓN DE LA FE
– PRIMERA SECCIÓN «CREO»-«CREEMOS»
– 
CAPITULO TERCERO, LA RESPUESTA DEL HOMBRE A DIOS 

I. La obediencia de la fe 

María : «Dichosa la que ha creído»

149 Durante toda su vida, y hasta su última prueba (cf. Lc 2,35), cuando Jesús, su hijo, murió en la cruz, su fe no vaciló. María no cesó de creer en el «cumplimiento» de la palabra de Dios. Por todo ello, la Iglesia venera en María la realización más pura de la fe.

Meditación:

I. La obediencia de la fe

María : «Dichosa la que ha creído»

María, la Madre de Dios, no sólo tenía fe, no sólo era, y es, llena de Gracia, sino que tenía sus vivencias, todo lo que guardaba en su corazón; ella fue testigo de visita del arcángel Gabriel, y de lo que le dijo, y de lo que ella, María, contestó; y no sólo contestó, sino que dejó que Dios llevara a cabo su deseo en Ella. ¿Podía haber abortado María?; tuvo nueve meses de embarazo, como todas las mujeres, no se le quitó el tiempo de espera, ni los trastornos físicos humanos de ser madre. Y aunque era plena de Gracia, sentía el dolor, dolor físico y espiritual, todo dolor, como toda persona, igual que Jesús, ¡Dios y hombre verdadero!

Ella, María, es mujer de fe, y es Madre de Dios, y ella lo sabía, sabía por los hechos, que era, y es, LA MADRE DE DIOS.

Pero si María no hubiese creído, si además de creer, no hubiera llevado a cabo, por fe, su embarazo, si no hubiera cuidado de Dios Hijo, ¡su hijo!, NO HABRÍA SALVACIÓN EN ESTE MUNDO. La salvación del mundo viene por el Hijo de María, ¡Dios Hijo!, ¡Hijo de Dios!

Dichosa la que ha creído, que por Ella, Dios está vivo y vive en la Sagrada Eucaristía.

P. Jesús

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