Flor Divina Pura y cristalina, bella e inocente, nacida entre los cardos; como seda son tus pétalos, de marfil son tus tallos.
Tu perfume el más preciado desprende el aroma del Amor. Tu resplandor inigualable brilla por tu bondad y pureza.
El rocío luce como joyas en Ti que reflejan la belleza de tu corazón. El Sol te ilumina sin fin, sus rayos te dan un aura perpetua de hermosos colores como el ocaso.
Tu blanca corola delicada y perenne sin mancha alguna permanece.
Bajo tus delicados pétalos miles de almas buscan refugio; con tus destellos dorados les llenas de paz y alegría.
Tu belleza es inmarcescente como tu amor al Amor, nuestro Dios.
Desde que abriste tu dulce capullo enamoraste al Señor que vio tu bello corazón.
María, no eres rosa ni jazmín, pero eres el súmmum del Jardín.
Eres la Virgen María madre de Dios y madre mía. Eres luz eterna la madre que nos guía. Eres el alma más bella la madre que nos cuida.
¡Eres la Flor divina!; la reina de mi vida.
Alba Bellido Durán |