Patria perdida El sitio de nuestros sueños, la morada tan deseada, nos había sido dada pero fue desbaratada.
Debíamos de haber nacido, y para siempre vivido, eternamente en el Paraíso como así, Dios lo quiso.
Un lugar de amor sin sufrimiento ni dolor, perfección abundante y belleza deslumbrante.
Idílico paraje donde la muerte no daba alcance.
Ni pobreza, ni soledad, ni odio, ni maldad allí iban a habitar.
Sólo daba cabida a la bondad y la Vida. al amor y la dicha.
Dios, a nuestro lado, discurría la gracia, nuestras almas revestía, y nos permitía, gozar de su compañía.
De amor estaba pintado el paisaje. De gozo adornado el paraje.
El Edén, era nuestro hogar, obsequio de Dios a la humanidad. El Edén, era nuestra patria donde viviríamos eterna felicidad.
Creado para nosotros Preparado para nosotros para que ni un instante fuese doloroso.
Dios, Tú el Paraíso hiciste, a nosotros lo diste, ¡pensaste en el mínimo detalle!
Que el recuerdo, de esta patria perdida nos muestre, tu Amor sin medida.
Que el contemplar, estos tus primeros designios, nos demuestre que es por el hombre, que hay muerte y suplicio.
El Edén era nuestro primer destino, pero ahora ¡El Cielo nos espera!
Alba Bellido Durán |