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Morir con las botas puestas

Morir con las botas puestas

Uno se muere con lo que lleva puesto en ese momento, con el polvo acumulado a lo largo del camino de tu vida, con las botas con las que has dado tus pasos por el sendero vital: tus obras, tus pensamientos, tus palabras, tu carácter, tu alma…

Ten presente que tal como eres y obras, tal te mueres. Porque tal como vives es tal como eres. Uno es de una forma u otra por cómo vive ¿Cómo vives tú?

¿Debes cambiar de vida?

¿Puedes mejorar?

SIEMPRE se puede ser mejor y más perfecto. Ponte a ello, dedica tu tiempo a ser mejor y así alegrar a los demás con el resultado de la obra maestra que haces de ti mismo con la ayuda de Dios, en ti, porque si tú eres santo, eres una bendición para los que te rodean.

Ya sabes, a andar de la mano de la Virgen María, y tu vida tendrá alegría; la alegría que nace del corazón puro y sano, y esto, sólo es posible por la gracia de Dios, unido a María, en la lucha del día a día siendo fiel a los diez Mandamientos de la Ley de Dios. Usa de la confesión y comunión frecuentes, es de valientes.

A caminar, a vivir… y recuerda que vas a morir.

Montserrat Bellido Durán

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